Reiterados hechos de intolerancia

Las agresiones verbales acaecidas en la inauguración de la Feria Nacional del Libro contra Pablo Avelluto, son propias de autoritarismo.

Reiterados hechos de intolerancia
Reiterados hechos de intolerancia

La reciente inauguración de la 45° edición de la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires, se opacó a raíz de hechos de intolerancia e inconducta social protagonizados por un puñado de personas que equivocaron el lugar para practicar los reclamos que los movilizaron. No es la primera vez que ocurre algo así; en la edición anterior, el año pasado, también se produjo este tipo de reacción cuando, como ahora, se encontraba hablando en nombre del gobierno nacional, el secretario de Cultura, Pablo Avelluto.

En esta oportunidad, el funcionario del Gobierno debió esperar varios minutos para iniciar su alocución ante los silbidos y abucheos que invadieron la sala Borges, de La Rural, donde se lleva a cabo el trascendental evento cultural.

Si bien los manifestantes que llevaron a cabo la agresión verbal debieron retirarse ante la acción, lógica, del personal de seguridad del lugar, alcanzaron a hacer notar sus quejas contra políticas públicas que lleva a cabo o proyecta realizar aún la actual administración del Estado nacional. Con dificultad, el secretario Avelluto pudo desarrollar su discurso y con el resaltar lo que consideró logros de la actual gestión del gobierno nacional en cuanto a la cultura. Puso énfasis en la reciente realización del Congreso Internacional de la Lengua Española, en la ciudad de Córdoba, evento en el que el gobierno nacional puso mucho empeño tanto para su puesta a punto como para que sus resultados  fueran trascendentes en el tiempo.

Ante la insistencia de los manifestantes, Avelluto alcanzó a expresar que durante el actual gobierno “se terminó para siempre el uso de la cultura como herramienta política”, con lo cual hizo valer su jerarquía como funcionario y la posibilidad de expresarse ante el auditorio presente para trazar claras diferencias conceptuales y metodológicas con quienes lo interrumpían.

El funcionario hostigado efectuó un descargo por el mal momento vivido a través de una columna de opinión que firmó un día después de los hechos en el matutino porteño La Nación. En ese artículo recordó su apego al ambiente cultural, y a la Feria que inauguraba, desde sus años de niñez. Y también detalló los logros de la gestión macrista, que él representa en Cultura, en tres años de labor. Pero remató su escrito con una muy sensata apreciación a la que adherimos editorialmente: “Hay otro ‘riesgo país’ que nada tiene que ver con los bonos y las tasas de interés. Se trata del riesgo del regreso del autoritarismo y la intolerancia. Frente a esto tenemos que estar juntos y alerta. No se trata de un gobierno, ni de un presidente. Se trata del pacto básico de nuestra convivencia. No podemos permitirnos vivir en una sociedad en la que no podamos escuchar al que piensa diferente. No debimos permitirlo antes. No debemos permitirlo ahora”.

El caso nos debe interpelar a los argentinos en medio de un año electoral muy intenso y en el que una vez más se deben poner en juego valores culturales y republicanos a reafirmar, más allá de la tensa coyuntura política y económica.

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