El flamante gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, anunció que el acuerdo del Brexit "está muerto" y puso condiciones para volver a negociarlo, dos mensajes que hicieron derrumbar la libra esterlina, alimentaron el temor de un choque con la Unión Europea (UE) y encendieron las alarmas en Escocia, una región que vuelve a pensar en la independencia.
"El Acuerdo de Salida está muerto, no es una opción, pero hay margen para un nuevo acuerdo", aseguró el premier a la prensa al visitar una base de submarinos nucleares en Faslane, Escocia, e inmediatamente agregó para que quede claro que su voluntad de negociar no supondrá una nueva postergación: "Vamos a salir de la UE el 31 de octubre."
Johnson puso como condición para esas negociaciones la eliminación del punto que establecía una salvaguarda para la isla irlandesa para mantener la libre circulación entre la República de Irlanda y la región de Irlanda del Norte, aún después del Brexit, hasta que se defina un acuerdo definitivo para esa frontera que no afecte el acuerdo de paz.
La vocera de Johnson afirmó a la prensa que el jefe de gobierno no tiene pensado reunirse con sus pares europeos hasta que ellos acepten eliminar la salvaguarda irlandesa.
El negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, ya adelantó la semana pasada que las exigencias de Johnson "son inaceptables".
La confirmación de la posición dura del nuevo jefe de gobierno británico frente a la salida de la UE a tres meses del plazo último del Brexit hizo derrumbar la libra esterlina, que tocó el nivel más bajo con respecto al dólar en los últimos dos años.
La postura escocesa
En Escocia, la ministra principal del gobierno, Nicola Sturgeon, le pidió Johnson que no conduzca a su país "al desastre" con un Brexit sin acuerdo, y aseguró que esa nación fue "ignorada" durante este proceso, donde un 62 por ciento votó por la permanencia en el plebiscito de 2016. Sturgeon pidió a los escoceses "unirse" para defender los intereses de su patria.