La "reina virgen”

La "reina virgen”
La "reina virgen”

Durante el gobierno de este rey, España alcanzó una gran  expansión, posicionándose como única potencia mundial. Sobre sus enormes posesiones territoriales el sol nunca se ocultaba, dado que, además de ser sumamente cuantiosas, estaban desperdigadas por todo el mundo.

Nada hacía sombra al poder de aquel soberano, nada… salvo una mujer… en quien encontró el mayor obstáculo para imponer su hegemonía. Una reina a la que, según ciertas crónicas, amó siendo princesa y con la que intentó casarse.  Esta es la historia de Felipe II de España y de Isabel I de Inglaterra, la reina virgen…

Nuestros protagonistas se conocieron en Londres, con motivo de la boda de él con la hermana de ella. Felipe tenía por entonces 26 años y desposó a María Tudor once años mayor, hija de Enrique VIII y prima hermana de su padre, Carlos V (ambos novios eran descendientes directos de los Reyes Católicos).

Isabel de 20 años, era el fruto de la unión entre Enrique VIII y Ana Bolena, mujer por la que rompió con el Vaticano, estableciendo una nueva religión en Inglaterra para condenarla a muerte pocos años después.

Tras la boda, María decidió encarcelar a su hermana, acusándola de regicida. Felipe, intercedió a favor de esta e insistió en que se mudara con ellos. A lo largo de cinco años, el Austria no haría otra cosa que salvaguardar los derechos y velar por la seguridad de la princesa, mezclando intereses políticos y personales.

Incluso cuando, años más tarde y siendo ya enemigos, el Papa Pío V la excomulgó por abrazar el anglicanismo, Felipe no permitió que esa Bula Papal se publicara en España y no dio el visto bueno al accionar del pontífice.

María Tudor, quien fuera bautizada por sus súbditos como "Bloody Mary" (María la Sanguinaria) y siglos más tarde diera nombre al famoso trago, fue una mujer de salud sumamente frágil, carácter agrio, escaso atractivo físico, posesiva y celosa.

Durante el matrimonio, la reina presentó una serie de embarazos psicológicos, que desaparecían en cuestión de horas, causando gran pesar a Felipe. Mientras tanto, secretamente Isabel celebraba la maternidad frustrada de su medio hermana ya que, de este modo, seguía siendo la siguiente en línea sucesoria.

Finalmente en la madrugada del 17 de noviembre de 1558, el cuerpo enfermo de María se entregó a la nada y a las diez de la mañana, Isabel, que contaba ya con 25 años, fue proclamada reina de Inglaterra; convirtiéndose con el tiempo, en el mayor paradigma monárquico de las Islas Británicas.

Felipe, regresó a España, donde lo esperaba su pueblo, había muerto el gran Carlos V.

Tras haber sido descartado por la Corte inglesa como pretendiente para Isabel, contrajo matrimonio y enviudó, volvió entonces a la vida conyugal de la mano de una sobrina, con quien tuvo cinco hijos, de los cuales sólo sobreviviría uno, el futuro Felipe III.

Isabel jamás se casó, aunque por su cama no dejaron de pasar favoritos, haciendo poca gala al mote de “reina virgen”, por el cual se llamó Virginia al estado de Norteamérica. Mientras que en honor a Felipe se llamaría Filipinas a uno de sus territorios dispersos por el globo.

Poco a poco, cayeron en las redes de un odio mutuo. Isabel se convirtió en pieza de discordia para el despliegue internacional español. Harto de que los ingleses atacaran barcos hispanos y ayudaran a súbditos rebeldes en los Países Bajos, Felipe II decidió tomar cartas en el asunto.

Sus medidas fueron drásticas: invadir Gran Bretaña.

Con este fin, se envió una enorme flota, bautizada como la "Armada Invencible", que sería derrotada estrepitosamente por el clima. Esto supuso un duro golpe pero el rey no cesó en su accionar, lanzando numerosos ataques contra Inglaterra en la década de 1590 y fracasando absolutamente en todos.

Felipe II murió hacia 1598, dejando un reino sumido en una profunda crisis. Fue sucedido por Felipe III sobre quien comentaría irónicamente Isabel "No me asusta un rey de España que a los doce años aún aprendía a leer". La paz llegaría años más tarde, tras la muerte de la reina inglesa.

¿Felipe amó alguna vez a Isabel? según Thomas Cecil "(…) Felipe admitió que los muchos padecimientos que por culpa de Isabel I había sufrido eran el justo castigo que Dios le había impuesto porque, estando casado con una virtuosa señora, la reina María, se había enamorado de la bella lady Isabel…", y si bien, los historiadores españoles lo tildan de "fantasioso" o "un poco exagerado", no justifican sus veredictos desdeñosos hacia la credibilidad de Cecil, quien fue testigo presencial de los hechos.

Isabel murió septuagenaria, cinco años después que su enemigo Austria y aunque tuvo una nutrida colección de amantes, el único que la acompañó hasta el final fue su querido adversario.

Al dejar este mundo, en su mesa de luz, junto a su cama convertida en lecho de muerte, había un hermoso retrato de Felipe II.

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