En la noche del miércoles, Francisca Jahan Pesetti atendió un llamado en el que le dijeron que habían secuestrado a su hijo, Andrés Pons (43), y le reclamaron dinero para su liberación. La mujer, de 78 años, logró contactarse con él y comprobar que era un engaño, pero se descompensó y, pese a que la llevaron de urgencia al Hospital Italiano, falleció de un paro cardiorrespiratorio.
Francisca tenía apenas 14 años cuando se convirtió en soberana y llevó la corona nacional por primera vez al departamento de Rivadavia. La elección había terminado con un empate de 39 votos para ella y para la candidata de Guaymallén, Amalia Muñoz, que se resolvió con un sorteo. Era una de esas primeras reinas, que trabajaban como vendimiadoras.
“La recuerdo con todo mi cariño. Estoy segura de que ya está en el cielo porque era una persona puro amor”, manifestó Marinés Babugia, titular de la Corenave (Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia). Pese a la diferencia de edad, explicó, eran amigas y solían llamarse por teléfono para charlar.
“Era súper sencilla, cálida, con buena energía. Nunca se dejaba llevar por cosas negativas. Me dio muchos consejos y me decía que no me hiciera problema por cosas tontas, que fuera feliz”, rememoró.
Babugia señaló que Francisca Jahan y su esposo Francisco iban todos los años al Teatro Griego a ver el Acto Central. “Amaba la Vendimia”, destacó y agregó que solían bromear con los almohadones que siempre llevaban para poder estar cómodos en las gradas del Frank Romero Day.
Wanda Kaliciñski, reina nacional 2012, contó que, aunque no conocía demasiado a Francisca, estaba muy triste por lo ocurrido. Ella misma recibió hace un par de años un llamado de una persona que afirmaba que habían secuestrado a su hermano y recuerda cómo la afectó. “Le envío mi afecto a la familia y espero que no se queden con tanto rencor”, expresó.
La investigación del hecho quedó a cargo de la oficina fiscal 8, de Guaymallén, donde no pudieron ofrecer detalles adicionales por lo reciente del caso y porque la causa se encuentra bajo secreto de sumario. De todos modos, cuando una persona fallece en su domicilio sin que haya habido una situación violenta, suele quedar caratulado como “averiguación muerte”.
Sobre los secuestros virtuales, desde esta oficina fiscal comentaron que hace unos años se produjeron muchos y que las llamadas provenían de la penitenciaría provincial. Pero cuando implementaron un sistema por el que se informa a quien atiende que está recibiendo una comunicación desde ese lugar, se redujeron considerablemente. Sin embargo, en los últimos meses han comenzado a recibir nuevamente denuncias.
Asimismo, explicaron que el secuestro virtual se encuadra en el delito de estafa, que no contempla como agravante la muerte (como sería en el caso de un robo). Por eso, podría resultar complicado vincular el fallecimiento de Jahan con la llamada telefónica en el proceso penal. Por otra parte, cuando la víctima no paga, queda como tentativa.
No brindar información
Los secuestros virtuales, detallaron desde la oficina fiscal 8 de Guaymallén, suelen comenzar con una llamada que supuestamente proviene de un hospital o de la comisaría y en la que indican que un allegado ha sufrido un accidente. Los delincuentes aprovechan ese momento de consternación para obtener información adicional y luego proceden a pedir dinero o tarjetas de teléfono por la persona que han secuestrado.
Lo primero que se debe hacer es conservar la calma -suelen elegir personas mayores y llamar de noche, para despertar a la víctima-, no dar ningún dato y cortar la llamada. Luego, comunicarse de inmediato con la persona que dicen es rehén para verificar que se encuentra bien. También recomendaron llamar al 911, para que la policía intervenga.