La Terminal de Ómnibus de Mendoza “Padre Jorge Contreras” no atraviesa por su mejor momento y por eso ha despertado expectativa entre usuarios y prestadores de servicios el anuncio del Gobierno provincial de su pronta privatización.
Desde hace mucho tiempo, un elevado porcentaje del transporte de pasajeros y de cargas ha pasado a ser automotor (ómnibus), para servicios de corta, media y larga distancia. Nuestra provincia es cabecera de importantes líneas interprovinciales e internacionales, y la Terminal presta servicios a compañías que vinculan a Mendoza con el resto de las provincias argentinas y con las principales ciudades de Chile, Perú, Uruguay y Brasil.
Pero, la “gran estación” -impecablemente ubicada desde el punto de vista estratégico y de acceso- está sufriendo diversos problemas, cuando pronto se cumplirán 45 años de su inauguración. “El edificio se está viniendo abajo”, señalaron desde el Gobierno. Hace 4 años pasó a manos del Estado y, luego de un tiempo, ha quedado un poco a la deriva, motivo por el cual hay intención firme de cambiar el rumbo de las variadas prestaciones que ofrece el lugar.
Las quejas más reiteradas son las sustracciones que se producen a diario, pese a la existencia de un destacamento policial, la presencia de gendarmes y la recorrida periódica de funcionarios y empleados del actual gerenciamiento. También se ha resentido la limpieza y la iluminación nocturna no es la más deseable.
La intención de la administración que encabeza el gobernador Alfredo Cornejo es volver a adjudicar a terceros privados el generoso predio de San José, Guaymallén, que ya estuvo en manos privadas entre 1992 y 2012, cuando fue administrado por las cooperativas Terminal del Sol y TAC. Hace 4 años, el ex gobernador Francisco Pérez decidió no prorrogar la cesión y la Provincia se hizo cargo del lugar, pasando a administrarlo por medio de un fideicomiso.
“El edificio en sí prácticamente se está viniendo abajo. Hay falta de mantenimiento, calefactores rotos, faltan matafuegos o están vencidos, entre otras cosas. Nunca pasó nada y, si pasó, no se hizo público. Hace más de 6 meses que no se practican controles de higiene y seguridad y estamos pagando todavía deudas del año pasado”, resumió el gerente general del fideicomiso de administración de la Terminal, Oscar Salvo. El funcionario resaltó que se trabaja en la preparación del pliego para poder hacer el llamado y formalizar la concesión.
Con prescindencia de las muy variadas exigencias que suponemos contendrán los pliegos licitatorios, es de esperar que se pueda introducir en los requisitos a cumplir el sistema de preembarque de equipajes y pasajeros, dispositivo que prevé un área de embarque de uso exclusivo para las personas que viajan, asignando una puerta -única y exclusiva- para cada plataforma, convirtiendo ese espacio en una isla donde únicamente deberán permanecer los viajeros.
En el país hay, sobre este mecanismo, antecedentes de que funciona muy bien; y, en el caso local, hay legisladores que se han ocupado expresamente del tema, como Gustavo Arenas (PJ-FpV), aprovechando su paso por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT).
Sabemos que hay muchos otros aspectos para intervenir en la terminal, como por ejemplo el estado lamentable en el sector sur, pero la instancia del preembarque contribuirá a desalentar el delito, uno de los peligros actuales. Además, y aunque la estación no ha padecido en cuatro décadas situaciones catastróficas que hayan impedido su uso, se estima conveniente actualizar el plan de contingencias para casos de episodios extraordinarios a los que pueda estar expuesto el lugar (terremoto, incendio, explosión, atentados, bloqueos, etc).