Una docena de países de América Latina ya monitorea a los niños que nacen con defectos congénitos para comprender mejor por qué ocurren estas anomalías, su frecuencia y cómo se puede mejorar su supervivencia y calidad de vida.
Los defectos congénitos son la segunda causa de mortalidad neonatal e infantil a nivel mundial. En las Américas, aproximadamente una de cada diez muertes de niños menores de 5 años se debe a estas anomalías. Sin embargo, la información disponible sobre la carga de estas condiciones es limitada.
“Es fundamental que los países cuenten con este tipo de registros, que les permiten conocer la carga de enfermedad por defectos congénitos y sus características, una información que contribuye a planificar las acciones y las respuestas de los efectores de salud”, consideró Pablo Durán, asesor regional en Salud Neonatal del Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).
El CLAP, con el apoyo de los ministerios de salud, busca fortalecer los sistemas de vigilancia en los países de la región. Los registros han demostrado ser de gran utilidad también en emergencias, como ocurrió con la detección de anomalías congénitas relacionadas con el virus zika, a finales de 2015.
En América Latina, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela cuentan con un sistema de vigilancia de defectos congénitos.
Pero la iniciativa más antigua que incentivó el desarrollo de registros de base poblacional similares fue el Estudio Colaborativo Latinoamericano de Malformaciones Congénitas (ECLAMC), creado en 1967 con apoyo de la OPS.
La Dra. Ieda Orioli, una de las colaboradoras de esta red hospitalaria, recomienda a los países que decidan impulsar este tipo de iniciativa ponerse en contacto con otras experiencias como la Red Latinoamericana de Malformaciones Congénitas: “es importante la capacitación con otros países y contactar con redes, no solo regionales sino internacionales, para aprender de las buenas prácticas en esta área”, consideró.
Argentina y Costa Rica, registros con mayor trayectoria
Dos de los registros con mayor trayectoria en las Américas son la Red Nacional de Anomalías Congénitas (RENAC) de Argentina, que funciona hace una década, y el Centro de Registro de Malformaciones Congénitas (CREC), de Costa Rica, que se creó en 1985.
La RENAC incluye aproximadamente 150 hospitales públicos y privados de las 24 jurisdicciones de Argentina. “Cada familia que recibe la noticia de un hijo afectado es la que nos impulsa a comprender mejor por qué ocurren las anomalías congénitas y cómo podemos mejorar la supervivencia y calidad de vida de los niños”, indicó la doctora Rosa Liscovich, integrante de la Red.
Uno de los logros de la RENAC ha sido incluir en la agenda de salud el tema de los defectos congénitos, así como favorecer la investigación científica local y poner en contacto al paciente y el especialista, lo que ha reducido el tiempo de demora de las consultas.
Experiencia similar ha vivido el CREC de Costa Rica, que a partir de conocer la frecuencia de los defectos congénitos en la salud pública del país consiguió medir el impacto de las políticas de prevención, como la fortificación de alimentos o la vacuna contra la rubeola.
La Dra. Adriana Benavides, coordinadora del CREC, enfatizó que la evidencia que surgió del registro sirvió para la toma de conciencia “de los decisores y la población, y también de la industria de alimentos, encargada de fortificar algunos productos con una serie de nutrientes como el ácido fólico, yodo, zinc y vitaminas, entre otros”.
Fuente: OPS