21 de abril de 2025 - 13:57

Regina Sivori de Bergoglio, la madre que soñaba un médico y crió a un Papa

Austera y ambiciosa, la madre del Papa Francisco moldeó el carácter de su hijo con amor, disciplina y música, aunque soñaba otro destino para él.

Infancia en Flores: raíces de fe y sencillez

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el barrio porteño de Flores, en el seno de una familia de inmigrantes italianos de clase media que habían llegado a Argentina en busca de un porvenir más prometedor. Así lo relató el propio Francisco en su autobiografía:

“Mi padre y mi madre, que acababa de cumplir veinticuatro años, fueron a vivir a Flores, al número 268 de la calle Varela, y ahí, en ese pequeño piso alquilado de una sola planta, a las nueve de la noche del 17 de diciembre del año siguiente, nací yo, su primogénito, Jorge Mario. Me bautizaron en la misma iglesia a primera hora de la mañana del día de Navidad”.

Mario Bergoglio, su padre, trabajaba como contador del ferrocarril, mientras que su madre, Regina María Sívori, se dedicó íntegramente a las tareas del hogar. El ambiente familiar estuvo marcado por la sobriedad, la calidez afectiva, la música y la fe.

Desde pequeño, Jorge mostró un perfil sensible y reflexivo. Amaba la lectura, disfrutaba del fútbol, cocinaba con sus hermanos y sentía una profunda conexión con la música, especialmente la ópera, que lo unía íntimamente a su madre.

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Padres del Papa Francisco fotografiados el día de su boda, en 1935 (FOTO: Familia Bergoglio)

Padres del Papa Francisco fotografiados el día de su boda, en 1935 (FOTO: Familia Bergoglio)

Regina Sívori de Bergoglio: ambición, cultura y carácter

El Papa Francisco definió así a su madre:

“Regina María Sívori era una mujer franca y sincera (…) práctica que siempre tuvo la ambición de que su familia progresara, también socialmente. Sobre todo mediante la cultura y los estudios. Nos hizo estudiar piano a todos sus hijos, y a Alberto, que del piano no quería ni oír hablar, violín. Una mujer ambiciosa, que a veces sufría por las estrecheces económicas que nuestra vida inevitablemente imponía. Sin embargo, nosotros, sus hijos, éramos felices y no echábamos de menos nada”.

Regina promovió en sus hijos el amor por el estudio y las artes, convencida de que la cultura era el camino hacia la superación. Como muchas madres inmigrantes, creía en el ascenso social mediante la educación, y sostenía con determinación una visión exigente pero afectuosa del porvenir de sus hijos.

Su figura fue esencial para la formación del carácter del futuro Papa, y su ejemplo de esfuerzo fue una guía permanente.

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Bergoglio con su madre y su hermano Oscar, 1938 (FOTO: Familia Bergoglio)

Bergoglio con su madre y su hermano Oscar, 1938 (FOTO: Familia Bergoglio)

La vocación y el llamado: un giro inesperado

Cuando Jorge tenía 17 años, el rumbo de su vida cambió para siempre. Era el Día del Estudiante, y había planes con amigos para pasar el día al aire libre. Sin embargo, algo lo llevó a pasar por la iglesia de San José de Flores.

“En ese momento sentí que debía confesarme. El sacerdote se sentó en un confesionario, el último a la izquierda del altar, y yo también entré. No sé contar de otra manera lo que pasó: le confesé mis pecados al sacerdote, que me trató con afecto y amabilidad… Soy consciente, sin embargo, de que eso no basta para explicar lo que ocurrió. El hecho es que cuando salí de allí, además de no ser el mismo, sabía que sería sacerdote”.

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Jorge Bergoglio en su etapa como seminarista (FOTO: Familia Bergoglio)

Jorge Bergoglio en su etapa como seminarista (FOTO: Familia Bergoglio)

Esa confesión marcó un antes y un después. El joven dejó de lado sus planes y comenzó a contemplar el camino del sacerdocio, aunque no de inmediato.

Su madre no recibió la noticia con alegría. Soñaba con que su hijo fuera médico, y reaccionó con resistencia:

“Mi vieja mamá se lo tomó mal. Mi padre me comprendió más. Él había heredado una referencia religiosa muy fuerte de su madre”.

No obstante, cuando llegó el día de la ordenación sacerdotal, Regina se arrodilló con emoción ante su hijo para recibir su primera bendición, sellando con ese gesto silencioso su aceptación y orgullo.

Este primer tramo en la vida de Bergoglio muestra las raíces humanas, afectivas y espirituales de quien, con el tiempo, sería conocido como el Papa del fin del mundo. Desde una casa modesta en Flores hasta el corazón del Vaticano, el camino de Francisco comenzó con una infancia luminosa y una elección radical marcada por el amor a Dios, a su familia y a los valores simples que jamás abandonó.

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