Selección argentina: Refundación: tarea de necesidad y urgencia", por Maxi Salgado

Francia le dio un golpe de nocaut a una generación que no pudo o no supo ganar. Se vienen nuevos nombres.

Selección argentina: Refundación: tarea de necesidad y urgencia", por Maxi Salgado
Selección argentina: Refundación: tarea de necesidad y urgencia", por Maxi Salgado

En el fútbol, como en la vida, se cumplen ciclos, pero hay que saber leer la situación. "Me retiro antes que el fútbol me retire" es una frase muy usada por muchos jugadores que han sabido dar el paso al costado en el momento justo. Otros se quedan e insisten vanamente. Algo de esto pasó con este grupo de futbolistas que se empecinaron en armar un grupo de amigos y querer demostrarle al mundo que eran capaces de lo que no fueron o se les negó, nunca lo sabremos, ser campeones.

La generación de los Messi y los Mascherano se va con cuatro mundiales y ningún festejo, como también le pasó a los Pekerman Boys (Riquelme, Aimar, Cambiasso). Entonces nadie podrá señalarlos como los peores, pero no era necesario tener que llegar a recibir el golpe de nocaut que les dio ayer Francia.

Había que ser más inteligentes y quizás más honestos con ellos y con el entorno. "Es lo que hay", decía Mascherano en el final del partido con una mitad de razón, porque Argentina tiene mucho más que este grupo de "viejitos" que viajaron a Rusia. "Hay lo que quisimos traer", debería haber sido la declaración.

Porque Lautaro Martínez, pasando un excelente momento en Racing, debió haber tenido su oportunidad, como Mauro Icardi (goleador en una de las mejores ligas del mundo), porque Giovanni Lo Celso fue el único jugador de campo que no tuvo ni un minuto, porque a Dybala nunca se lo vio como opción. Porque Benedetto se lesionó, como Funes Mori, Kranevitter quedó olvidado, como Emmanuel Mamanna, Angel Correa, Gerónimo Rulli y los nombres pueden seguir.

Argentina es un país que vende todos los años jugadores al exterior. De hecho hay más de 2.000 repartidos por el mundo. Los otros no saben nada o somos campeones mundiales en vender espejitos de colores.

Este golpe debería servir para una refundación de la selección argentina y entonces es hora de que también empecemos a mirar hacia adentro. En el '78 solo Kempes vino de Europa y en el '86 más del cincuenta por ciento del plantel se desempeñaba en Argentina.

Una imagen desdibujada, de equipo que perdió totalmente el rumbo y nunca supo bien a qué jugaba. Pasaron ocho técnicos, se ensayó variantes innumerables, pero se llegó al Mundial sin un esquema de juego, sin identidad y con un grupo que parecía un sindicato en pie de guerra cuando querían tocar a uno y después queriendo hacer la heroica de hacerse cargo de situaciones que no les correspondían: armar el equipo.

Es hora de empezar a construir con bases sólidas. En el fútbol no hay margen para la innovación porque ya está todo inventando.

Rusia nos deja el adiós a los generales del vestuario, a dirigentes con la soga al cuello y un sinfín de rumores. La duda es si esta generación fue la que quiso y no pudo hacer historia o la que pudo pero no supo como. Porque hoy, ya son parte del pasado. Un pasado que condena.

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