En contraposición a los polémicos dichos del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al calificarla como bebida “dañina”, la administración Cornejo arma un frente común con San Juan, Salta y La Rioja para neutralizar la avanzada recaudatoria.
“No lo sé. Pregúntenle a Dujovne por qué dijo que el vino es una bebida dañina”, señaló el ministro de Economía, Martín Kerchner, con los considerandos del decreto que declara al vino Bebida Nacional en la mano para enfatizar que “forma parte de la canasta familiar”, acompañado por su par sanjuanino Andrés Díaz Cano en Casa de Gobierno.
El cuadro de aplicación gradual de la tasa contempla no menos de 2 tramos, que para los vinos tranquilos significa 5% en una primera etapa para completar el 10% en un año.
Para los espumantes (17%), según Kerchner, la pretensión es aplicar un 6% inicialmente, para pasar al 12% luego y finalmente completar los 5 puntos restantes.
Los funcionarios saben que, si se pretende convencer a la Nación de no aplicar ese esquema, el tiempo corre, dado que luego de la presencia del jefe de Gabinete, Marcos Peña, ayer en el Congreso, la presentación del proyecto que necesita ratificación legislativa era inminente.
La semana que viene funcionarios del presidente Mauricio Macri se reunirán con representantes de la industria y productores para negociar la propuesta tributaria. Después dependerá de lo que puedan hacer los legisladores nacionales que representan a las provincias productoras, entre otros, los 10 diputados nacionales y 3 senadores mendocinos.
Por eso, ayer, los Gobiernos se repartían contactos telefónicos para avanzar. Mientras Díaz Cano tuvo uno con su par riojano Fernando Recalde, el titular de Hacienda mendocino, Miguel Lisandro Nieri, hizo lo propio con Salta.
“Hemos tenido varias conversaciones con el ministro Díaz Cano para coordinar las tareas a realizar. Estamos enviando documentación a Buenos Aires sobre el impacto que puede tener esto; también a jefatura de Gabinete, para que Dujovne esté asesorado correctamente. Mientras tanto, hemos pedido audiencia con el nuevo ministro de Agroindustria y el sector, que nos está aportando permanentemente información técnica. Hasta que no esté firmado el proyecto, tenemos tiempo para seguir con el proceso de sensibilización frente a la pretensión de la Nación, que empezó con el 25% y ahora está en 10%, para seguir bajando escalones hasta llegar a 0”, puntualizó el jefe de la cartera económica local.
Para Kerchner, de cara a la discusión legislativa, la intención es insistir también en que “el espumante ya no es un producto suntuario. Al contrario, debe considerárselo un vino más”. Por su parte, Díaz Cano, quien se reconoció "sorprendido”, insistió en “sacar el impuesto”.
Plan B y reacciones
En caso de resultar infructuoso el frente común, el Gobierno mendocino analiza alternativas para morigerar el efecto sobre la vitivinicultura. La primera, lograr “un diferencial con otras bebidas”.
De lo contrario, la apuesta es convencer a Macri de replicar el modelo que logró prorrogar desde 2009 la exención de la tasa interna a los espumantes del 12%: que el equivalente en recaudación se reinvierta en mejoras. En su defecto, Economía propondrá remitir fondos a la reconversión vitícola y promoción.
Pero no es todo. Según Alfredo Aciar, jefe de Gabinete, “sería de gran ayuda conseguir que se cumpla con el compromiso de elevar 3 puntos el reintegro a las exportaciones vitivinícolas, cuando se proyectan mejoras para el comercio exterior en 2018”.
En el seno del Gobierno provincial necesitan dar señales para descomprimir la situación. Es que saben que la rebaja en materia de Impuesto a las Ganancias, aportes patronales y y otros no superará 3,8% para la industria vitivinícola, y por tanto tampoco ayudará a compensar una erogación por el nuevo gravamen estimada en U$S 170 millones.
