Reforma política: con las primarias no alcanza

No se puede negar que el sistema de las PASO, ya utilizado en el país en las últimas presidenciales y en las recientes legislativas, constituye un avance importante, ya que supone una apertura de los partidos políticos hacia la sociedad desde el momento que es el ciudadano, con su voto, el que debe elegir los candidatos definitivos en base a las opciones que las agrupaciones partidarias ofrecen.

Por otra parte, el nuevo método tiende a evitar que los tantas veces criticados acuerdos de cúpulas terminen imponiendo las llamadas listas de candidatos "de consenso" que sólo priorizan intereses sectarios y le dan la espalda generalmente a las preocupaciones de la gente.

Las PASO provinciales comenzarán a implementarse con las elecciones generales de 2015, cuando los mendocinos deberemos ser convocados para elegir presidente de la Nación, senadores y diputados nacionales, gobernador, senadores y diputados provinciales, intendentes y concejales. Según lo acordado políticamente, ese año habrá dos llamados para votar: el de las primarias y el de las elecciones generales.

Más allá de este avance, a partir de ahora lo que debemos exigir los mendocinos es que este sistema de elecciones primarias no resulte una aislada instancia de una completa y necesaria reforma política para la provincia, que los distintos partidos acordaron previamente y que viene siendo sometida a consideraciones de todo tipo.

Lamentablemente, dicha reforma quedó inmersa en los últimos tiempos en una mezquina negociación política que incluyó la reforma constitucional que tanto ambiciona llevar a cabo el oficialismo local. Algo totalmente desenfocado, si se tiene en cuenta que nunca se puede colocar en un plano de igualdad una reforma política, que se viabiliza mediante leyes, con una de la Constitución Provincial, que requiere de mecanismos fundamentalmente sujetos a la voluntad de la ciudadanía.

Si la tan pregonada reforma política mendocina se limita a la ley recientemente aprobada en la Legislatura, la implementación de las PASO de ningún modo garantizará mayor transparencia en los mecanismos políticos. No alcanzará para que la gente crea verdaderamente en la capacidad de su dirigencia.
 
En primer lugar, porque el mantenimiento de la lista sábana no hace otra cosa que sostener el inquebrantable poder de los aparatos partidarios, poco proclives al espíritu de apertura que el sistema de las primarias pretende imponer. El corte de boleta muchas veces se torna impracticable cuando la cantidad de categorías electorales que la "sábana" presenta en el cuarto oscuro termina abrumando al votante.

En cambio, en la transición al elegido y polémico voto electrónico que se suma a las PASO, podría mantenerse la opción del papel con la inclusión de la denominada boleta única, que se utiliza ya en otras parte del país, que contribuye a que el elector pueda seleccionar a los postulantes de su preferencia en cada una de las categorías.

Otra opción es el desdoblamiento entre elecciones nacionales y provinciales, fundamental para que la influencia nacional no termine arrastrando la voluntad del elector a la hora de inclinarse por las opciones provinciales y municipales, que deben responder a intereses y expectativas que nada tienen que ver con la política macro nacional.

Es importante que el ajustado consenso logrado en las cámaras legislativas para viabilizar las primarias provinciales tenga continuidad en los demás mecanismos de selección de candidatos, para que la tan pregonada reforma política responda a la tradicional imagen de apego a los mecanismos institucionales y convivencia política que tanto caracteriza a los mendocinos, algo que últimamente parece un poco dejado de lado.