Por primera vez desde que se realiza este relevamiento, que abarca los 31 conglomerados urbanos más grandes, el organismo estadístico ha dado a conocer la situación de cada de ellos, además del agregado para todo el país. Según este último dato, la pobreza afecta al 30,3% de la población, lo que implica algo más de 13 millones de habitantes, proyectando el porcentaje precitado a la totalidad del país.
El método de medición de la pobreza, empleado por el Indec, es el denominado objetivo, que determina el valor de una denominada canasta y luego se compara con los ingresos de los hogares. La denominada canasta básica total (CBT), que incluye bienes y servicios, determina la línea de pobreza. La denominada canasta alimentaria (CA), que incluye sólo los alimentos, determina la línea de indigencia.
Hay diversas consideraciones que se pueden realizar sobre una situación que a todas luces resulta dolorosa para un país con las condiciones del nuestro. Quizás la primera que deba llamar la atención es que el fenómeno de la pobreza es de larga data, a pesar que el gobierno anterior alteró u ocultó los datos. El Cedlas de la UN La Plata, centro especializado en el estudio del tema, ha realizado un importante trabajo de homogeneizar técnicamente los datos relevados a lo largo de los años con distintas metodologías. El resultado obtenido es que desde hace décadas la pobreza se ubica en torno del 30% de la población. En 1992 era 29,3%, en 1998 era 37,8%, alcanzó el 40,6% en 2006 y desde entonces fue bajando hasta el número actual. Es decir la pobreza no es un fenómeno coyuntural; es parte de la estructura socioeconómica de nuestro país.
Otro aspecto a considerar es el método empleado para medir la pobreza al que desde hace muchos años se le señalan algunas debilidades. Por un lado se determina el costo de la CBT ($ 13.945) y de la CA ($ 5.446), valores para fines del año pasado. Estos datos son objetivos, pues resultan del relevamiento de precios del Indec para confeccionar el IPC. Pero los datos del ingreso de los hogares surgen del relevamiento de la EPH.
En este caso se trata de una declaración de las personas encuestadas. Ya por los años `90 diversos trabajos mostraron que los encuestados tendían a declarar menos ingresos de los que efectivamente percibían; este sesgo no se ha modificado en el tiempo. Del otro, valor de las canastas influido por un largo procesos inflacionarios hace que difieran algunas veces de una ciudad a otra. Además está un hecho muy difícil de captar: cómo cada familia arma "su canasta de consumo" conforme al ingreso disponible. Lo dicho no implica relativizar la importancia de la pobreza sino más bien tomar con cierto cuidado cuando se dan datos tan precisos de la cantidad de hogares y personas en tal situación.
Un aspecto novedoso del informe del Indec es que ha dado los datos de cada uno del centros urbanos y también agrupados por regiones. Así Cuyo tiene un promedio de 35,7% de pobreza, donde el gran Mendoza es del 33,5% y San Juan sorprende con 43,5%, uno de los más altos del país. La situación de indigencia guarda, como es lógico, relación directa con la pobreza. El promedio para el país es 6,1% de la población en esa situación y en el caso del gran Mendoza el 3,7%, uno de los más bajos del país.