P. Marcelo De Benedectis, vocero de la Arquidiócesis de Mendoza
Al acercarnos al Bicentenario, es necesario recordar que nuestra Patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, como un regalo que debemos cuidar y perfeccionar. Podremos crecer sanamente como Nación si reafirmamos nuestra identidad común.
En esta búsqueda del bienestar de todos, necesitamos dar pasos importantes para el desarrollo integral. Pero cuando priman intereses particulares sobre el bien común, o cuando el afán de dominio se impone por encima del diálogo y la justicia, se menoscaba la dignidad de las personas, e indefectiblemente crece la pobreza en sus diversas manifestaciones. De ahí que comparto, a mi entender, tres urgencias.
Fortalecer las instituciones republicanas, el Estado y las organizaciones de la sociedad. Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución, cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social...
Afianzar la educación y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes...
Formar líderes. Es fundamental generar y alentar un estilo de liderazgo centrado en el servicio al prójimo y al bien común. Todo líder, para llegar a ser un verdadero dirigente ha de ser ante todo un testigo. El testimonio personal, como expresión de coherencia y ejemplaridad hace al crecimiento de una comunidad. Necesitamos generar un liderazgo con capacidad de promover el desarrollo integral de la persona y de la sociedad.
No habrá cambios profundos si no renace, en todos los ambientes y sectores, una intensa mística del servicio, que ayude a despertar nuevas vocaciones de compromiso social y político. El verdadero liderazgo supera la omnipotencia del poder y no se conforma con la mera gestión de las urgencias. Recordemos algunos valores propios de los auténticos líderes: la integridad moral, la amplitud de miras, el compromiso concreto por el bien de todos, la capacidad de escucha, el interés por proyectar más allá de lo inmediato, el respeto de la ley, el discernimiento atento de los nuevos signos de los tiempos y, sobre todo, la coherencia de vida.
Osmán Amores, secretario del Centro Islámico árabe
Como argentinos de fe islámica nos sentimos honrados y felices al poder vivir y presenciar este Bicentenario de la Independencia de nuestro país y honramos también a todos aquellas personas que actuaron, que dieron su vida, que se esforzaron por lograr esa declaración que hoy nos hace libres.
Dijo el profeta Muhammad que el amor a la Patria es parte de la fe y que no es sólo tarea de aquellos héroes y hombres de coraje que lucharon por nuestra independencia en 1816, sino que es tarea de cada argentino, generación tras generación, seguir trabajando por la independencia ya que ésta no sólo significó el habernos liberado de la opresión o de la ocupación, sino que nos trae un compromiso con el trabajo, con el construir día a día este país maravilloso con el que Dios nos ha bendecido.
En este Bicentenario desde la comunidad islámica hacemos un nuevo llamado a los argentinos a trabajar y a construir este país como realmente se merece. Y pedimos a Dios todo poderoso que siempre podamos vivir en paz y en una sana convivencia y tan necesaria hoy en el mundo, de la cual Argentina ha sabido ser ejemplo. Pedimos también a Dios que ilumine la mente de nuestros gobernantes por el bien de todo el pueblo.
Nosotros, como creyentes en Dios, tenemos que ser agradecidos y responsables con lo que Dios nos da, la bondad de esta tierra argentina, con tanta bendición, tenemos que ser responsables de cuidar a nuestra tierra, nuestro país. También es necesario estar ocupados y preocupados por los argentinos que menos tienen para que la balanza entre nosotros no esté tan equidistante. Todo ese compromiso ciudadano es independencia, no es sólo el acta que se firmó el 9 de Julio en la Casa de Tucumán, es un trabajo diario permanente.
Maestro Tashi Dhondup, representante de la comunidad budista
La comunidad budista de Mendoza adhiere jubilosamente a estas celebraciones del Bicentenario de la declaración de Independencia de la República Argentina, invocando a Dios, fuente de toda razón y justicia, para que vivamos en paz y unión con todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Es el deseo del venerable maestro Tashi Dhondup.
Baladeva das, representante de Hare Krishna
Al igual que las personas al llegar la noche, o tal vez a fin de año, o en el día de su cumpleaños, se encuentran haciendo un balance de su vida, en estos días en que nos toca conmemorar los 200 años de existencia de la República Argentina, nos debería encontrar pensándonos sobre un destino, sobre el camino recorrido...
En esta Argentina de hoy donde la lucha por el poder político, económico y mediático ha tomado el pensamiento de casi cada persona de nuestra sociedad, tal vez deberíamos plantearnos si el sentido de nuestras vidas, individual o colectivamente hablando, ha logrado su propósito o si por lo menos sentimos que vaya orientada hacia ese “propósito”.
Las escrituras védicas (donde está plasmada la intemporal sabiduría de la vida) enuncian ese “propósito” en su primer aforismo donde se dice: “atato brahma jijñasa”, esto en idioma sánscrito significa: “ahora que estás en esta forma humana de vida, es tiempo de entender acerca de Dios” ésta es, en definitiva, la única misión de la vida.
Esta forma humana de vida tiene como propósito el despertar de la conciencia divina inherente de todas las entidades vivientes, ese despertar conocido también como autorrealización, no es algo que se deba adquirir de una fuente externa, es algo que hemos olvidado... la fuente de la felicidad es nuestra eterna relación de amor con Dios, y el haber olvidado esa relación es la causa original de todo nuestro sufrimiento en este mundo material...
Los supuestos líderes sociales, nacionales y gubernativos de la civilización moderna, basándose en el concepto corporal de la vida, descarrían a la gente cada vez más, con el resultado de que todos los líderes se van hundiendo y van hundiendo a sus liderados en condiciones infernales, vida tras vida, llevándose consigo a sus seguidores. En el Srimad-Bhagavatam se da un ejemplo: “andha yathandair upaniyamanah” (“Cuando un ciego guía a otros ciegos, el resultado es que todos se caen en la zanja”). Eso es lo que está ocurriendo. Hay muchos líderes que dirigen al público ignorante, pero todos ellos están confundidos a causa del concepto erróneo de la vida, y por ello la sociedad humana carece de paz y prosperidad.
Pastor Frank de Nully Brown, Obispo de la Iglesia Metodista
"Llenos del santo ardor de la justicia, uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime voto por la independencia del país". Así lo declararon en Tucumán los congresales el 9 de Julio de 1816, dando inicio a un largo y conflictivo camino por una libertad más concreta y real.
La conmemoración del 9 de Julio es una fecha simbólica que nos convoca a preguntarnos qué libertad poseemos hoy para celebrar. El camino a la libertad está lleno de avances y retrocesos...
Recordar los 200 años de la Declaración de la Independencia argentina nos estimula a repensar el significado de las diversas facetas de la independencia en el mundo actual. La libertad se construye permanentemente...
El actual sistema económico de concentración de la riqueza en pocas manos genera corrupción en diversos niveles... La corrupción, tanto de funcionarios de gobierno como del sector privado, la evasión fiscal y la utilización de los paraísos fiscales son acciones delictivas o no éticas, que las instituciones del Poder Judicial deben juzgar sin presiones de sectores políticos, ni económicos o mediáticos, los cuales actúan de acuerdo con los intereses que representan...
Hoy más que nunca debemos reconocer que la libertad sólo es posible si alcanza a todas y todos sin ningún tipo de discriminación. La pobreza y la desocupación que crecen día a día en nuestro país plantean la necesidad de construir relaciones solidarias y recrear políticas económicas y sociales que procuren el bienestar de todo el pueblo como un desafío que nace del corazón del evangelio.
La esperanza que viene de Jesucristo nos anima a comprometernos con el prójimo en espíritu solidario y fraternal para atravesar estos tiempos difíciles. El Dios de la vida nos llama hoy a superar nuestros egoísmos e intereses particulares para construir un país para todas y todos.
Desde nuestra fe cristiana decimos: “Libertad para amar y servir para que todos tengan más libertad”.
Padre Ignacio Sahade de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquía
El 9 de Julio celebramos el hecho histórico de la Declaración de nuestra Independencia Nacional. Hecho histórico, pero al mismo tiempo punto de partida, proyecto que hoy pasa por nosotros para que nuestra Patria sea cada vez más el Hogar de todos. Hecho histórico vivido en circunstancias externas e internas adversas, pero animado por el ansia de libertad, conciencia de la dignidad de toda vida humana, y de los pueblos allí representados que nos legó el acta fundante de nuestra argentinidad, de allí que fue redactada en cuatro lenguas: guaraní, quichua, aymará y español.
El camino fue la búsqueda del bien común y de la unidad, la comunión en lo esencial y el diálogo. Dios fuente de toda razón y justicia fue quien nutrió la vida y las decisiones de la savia que fructificó en la Declaración de nuestra Independencia.
Celebrar el Bicentenario nos encuentra con serios desafíos al clima de “Hogar”: la pobreza, la corrupción, el narcotráfico, la falta de justicia, el descuido del medio ambiente… Hoy como en aquel primer 9 de Julio nosotros estamos llamados a ser congresales que comprometamos nuestras vidas con nuestra Patria para que crezca como Hogar de todos. Desde la convivencia y fraternidad de nuestro pueblo debemos y podemos seguir avanzando en busca de la plenitud del ser humano.