En abril de 2013, luego de seis años de obras y 135 millones de pesos de inversión, se inauguró en San Martín el Palacio Judicial, una colosal estructura dividida en cuatro pisos, que desde entonces ha concentrado en sus despachos y salas, buena parte de la actividad judicial del este mendocino.
Sin embargo, ese enorme edificio, que hoy probablemente sea el más grande de la ciudad, en realidad no está terminado y representa solo el 40% del ambicioso proyecto de obra que el Poder Judicial armó en la década del 90 y que comenzó a construir mucho después.
“El proyecto final para este edificio tiene forma de U pero solo se construyó este ala”, repiten los jueces y el problema es que nadie sabe cuándo pueda retomarse la obra e incluso eso es algo que tal vez nunca suceda.
En ese contexto, que señala que el edificio que hay es el que durante mucho tiempo tendrá a disposición la Justicia en el este mendocino, es que desde la Delegación del Poder Judicial se diseñó un plan de obras para redistribuir los espacios existentes, con la idea de generar nuevos ámbitos que permitan la mudanza de algunos juzgados y dependencias, que hoy alquilan oficinas en distintos puntos de la ciudad de San Martín.
“El objetivo general de este proyecto es una suma de cosas: reducir los gastos por alquileres, optimizar los espacios a partir de redistribuir lo que tenemos y mejorar la atención del público, que hoy muchas veces va de un punto a otro de la ciudad por trámites judiciales que podríamos concentrar en este edificio”, dicen desde la Oficina de Rediseño Judicial, encargada de armar la redistribución de los lugares, que está en marcha y que se divide en distintas fases.
La primera de esas etapas está prácticamente terminada y ha permitido la mudanza hasta cuarto piso del Palacio Judicial del Juzgado de Faltas, que funcionaba en un local alquilado de calle Almirante Brown y del Juzgado Penal de Menores, que lo hacía en calle Moreno.
“El Palacio Judicial que hoy tenemos es menos de la mitad de aquel que fue proyectado originalmente, pero es muy probable que lo que falta no se construya nunca o en el mejor de los casos, pasen muchos años hasta que se retome la obra”, dicen en los tribunales y así, la única alternativa para sumar a los juzgados y dependencias que hoy alquilan locales, es rediseñar el espacio que hay: levantar o correr paredes; dividir despachos y salas; ganarle lugar a los pasillos internos que tiene el edificio y a las galerías de tránsito públicos.
Así fue que y además de los juzgados de Faltas y Penal de Menores que ya funcionan en el Palacio Judicial, se construyeron dos nuevos calabozos para menores de edad y dos salas de audiencia, también para menores, lo que se hizo trasladando la Sala de Reconocimiento de la planta baja, que ahora funciona en un espacio de la Guardia Policial.
También está previsto que las oficinas de los fiscales de las cámaras del crimen se muden al Palacio, para lo cual ya fue desalojada una sala de la Delegación de la Corte que funciona en el primer piso.
El Palacio Judicial de San Martín está en calles Chubut y 9 de Julio y tiene 8.600 metros cuadrados; la planta baja y parte del primer piso están destinados a la atención del público.
También en el primer piso funcionan las cuatro salas de debate con que cuenta el edificio, todas comunicadas por ascensor con la alcaidía, que está debajo y donde son alojados los presos que van a debate. En el segundo piso está la Justicia Civil y Laboral. En el tercero, la de Familia y en el último, la Justicia Penal.
La próxima etapa del rediseño apuntará al tercer piso, donde funciona el Juzgado de Familia y al que se quiere llevar, entre otras dependencias, el Cuerpo de Mediadores, que hoy atiende a dos cuadras del Palacio y que hasta no hace mucho estuvo a más de veinte, con el trastorno que eso implica para aquel que tiene que ir del juzgado a la mediación.
“Queremos avanzar con eso antes de fin de año y sumar a los mediadores al tercer piso”, cerraron desde Tribunales.
Fondos para limpieza
El Palacio Judicial de San Martín recibió en los últimos días el equipamiento suficiente para atender a los jardines y espacios públicos que rodean al edificio.
Los recursos, que bajan desde el Poder Judicial se destrabaron luego de que Los Andes informó, a comienzos de este mes, que el edificio no disponía de recursos para su mantenimiento.
“Llegaron cortadoras de pasto, mangueras, se están arreglando los aspersores de riego y hasta es probable que se contrate algún jardinero”, dijeron desde Tribunales y completaron: “También se ha prometido la limpieza de los vidrios, que por fuera no se lavan desde que se inauguró el edificio, pero es un gasto importante que todavía no está autorizado”.
Efectivamente, limpiar los vidrios de todo el edificio implica un gasto que ronda los 57.000 pesos.
