Reductos musicales de los años ‘80

Reductos musicales de los años ‘80

Me han invitado a escribir sobre los lugares donde se destilaba música en Mendoza en los años '80, sabedores de mi memoria implacable y del afecto nostálgico que sostiene aquella memoria.

Por mis 18 años, en épocas duras, de plena dictadura y llenos de ausencia por la temprana partida de mi padre, la música y sus lugares constituyeron sin lugar a dudas mi "reserva de vida" y por supuesto todo lo relacionado con ella: músicos, lugares, anécdotas que hicieron que la música fuera mi "hermana", como la canción del mismo título que compuse en 2010 y produjo el gran Litto Nebbia.

Ahí van mis recuerdos…

Imposible olvidar la disquería "Dimensión 33" atendida por "Cacho" Picón, baterista mendocino de excelso gusto. Hacía docencia con los posibles compradores sobre lo bueno y lo nuevo. A mí me recomendó el LP de Donald Fagen, que aún conservo en vinilo.

Los lugares para tocar o escuchar música eran el "Bar Still", de 9 de Julio casi Espejo, donde tocaba el piano Lucho, un pianista ciego que cantaba temas de Serrat. No prestaba el instrumento, pero una noche del '83 me dejó tocar e hicimos un show con Norberto Strach, recién llegado de su exilio, con el piano y la armónica armada con peineta y papel de cigarrillos. Él recordará…

Por Sarmiento que no era peatonal, "Pocho" y Jorge Sosa pusieron el café "Florentino" donde tocaba el piano todas las tardes, trabajando ya con los Sosa y Héctor Fernández Leal. Piano de cola en primer piso y mini teatro en el subsuelo.

Por José Vicente Zapata estaba "Carmina Burana" del cantante "Tonio" Contreras que integraba Markama. Allí vi a Los Enanitos Verdes, Jorge Benegas y en una noche mágica a "Nolo" Tejón y Magda haciendo "Remolinos".

En Infanta Mercedes, a la vuelta del correo, estaba el reducto de boleros donde trabajaba de manera estable "Polo" Márquez. El sitio se llamaba "Piel Canela" y uno de los percusionistas llevaba un reloj despertador a cuerda para hacer efectos sonoros en los boleros. Yo estuve, no me lo contaron.

Por la galería Tonsa, entrando por San Juan, escaleras abajo se entraba a "Flor y Nata", que luego fue "A mi manera". Corrían, bravos, el '80 y '81. Se podía escuchar desde Damián Sánchez, al trío Guernica (Ale Manzano, Manila Prado y Gabriel Cerini) o el "Trío de Cuerdas en Jazz" que lideraba el maestro Luis Restom al banjo, "Pipi" Morgui en bajo y Mauricio Díaz en guitarra, un lujo, se los aseguro.

Recuerdo, también, con mucho afecto al "Viejo Convento" de España y Eusebio Blanco y los shows de "Ámbar y Jorge Benegas", sitio que no duró mucho, aunque era lugar de encuentro.

Como no citar el "café" de 9 de Julio y Espejo, cuyo adicionista era el músico Walter Sabatini, previo a convertirse en bajista de Mercedes Sosa, nada menos. En el ámbito más rockero estaba "Pico del Ganso" en San José, regenteado por Gustavo Bruno y Tilín Orozco. Allí toqué con "El Ala Disidente" y con "Martes 13". A su vez, fui a ver a mi hermano Rolando con los "Salvajes Unitarios" y los "Pequeños Feligreses".

Para el lado del Este los lugares eran "El Ciervo" y "Carolina", en Junín. En el primero estuve en noches gloriosas con "Paren a Lila" con el Ciego y Gallineto a la cabeza, Martes 13 iba a "Carolina" de Junín gracias a la gestión de Lito Abdala.

A Lavalle íbamos con Martes 13 siempre al playón deportivo a tocar con los "Antitiernos" que lideraba "Coco" Baeza.

Éste era, a grandes rasgos el mapa musical, de los '80 no solo rockero sino de todo tipo de música.

Cito asimismo dos bastiones de la música en vivo de la época: "La Casona" y la "Bodega del '900", en ambas participé como pianista. "Mono" Iturgay en batería, Cesar Constanza en bajo y Oscar Medina (quien nos dejó en 2011) en guitarra y dirección.

En la "bodega" pasó un verdadero seleccionado, a saber: Hugo Zabrodsky, Coqui Cia, Jorge Aguerre, Alicia Merlo, Leonor Poblete, Julio Roldán, "Nene" Morales y tantos otros.

Imposible olvidar a "Pequis" de la plazoleta Barraquero, lugar de reunión de amigos y de muchos recitales míticos.

Espero haber cumplido las expectativas del corazón y la evocación cariñosa de sitios, músicos y anécdotas.

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