#NiUnaMenos tal vez haya sido la más convocante de las consignas que se lanzó en las redes sociales y en pocos días se convirtió en una marea de personas que salieron a marchar en todo el país, el 3 de junio de 2015, movilizadas por los femicidios.
Desde hace unos meses, #AbortoLegalYa se ha instalado en numerosas oportunidades como tendencia. Pero también los #Tetazos, el #ImpuestoRosa y diversas problemáticas de género toman fuerza en las plataformas digitales y generan o refuerzan las manifestaciones en la calle.
Claudia Laudano, investigadora y docente de la Universidad Nacional de La Plata, estuvo la semana pasada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNCuyo) para participar en un conversatorio sobre Comunicación, Género y Redes Sociales. La actividad fue organizada desde el Seminario sobre Cultura Mediática de la carrera de Comunicación Social. Los Andes habló con ella antes de que comenzara la reunión.
- ¿Cuál ha sido el aporte de las redes sociales a la difusión de las problemáticas de género?
- Los grupos de mujeres trabajan mucho desde las plataformas digitales. En 2015, con la movilización nacional NiUnaMenos, se abrieron en Facebook cerca de 110 cuentas vinculadas, como NiUnaMenos Mendoza o Quilmes. Y esto habla de una multiplicación de espacios bien interesante.
Sin embargo, se generó a partir de un tuitazo y fue la primera vez que en el país se logró liderar las tendencias de Twitter con una temática de género. Lo curioso es que no surgió tanto del activismo de los movimientos de mujeres, sino que lo propusieron desde la coordinación de Buenos Aires, integrada por periodistas, universitarias y escritoras, muchas sin participación activa en estas temáticas.
- ¿Esto produjo un cambio en el modo de comunicar de los grupos de mujeres?
- Esa experiencia dio el pie para que, en 2016, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se planteara comenzar a utilizar estas acciones acotadas que llamamos tuitazos y que son un modo de centrarse en una expresión o hashtag, en un horario determinado, para tratar de quedar dentro de las listas de 10 temas que más se discuten.
El inicio se dio en abril, con el #Libertad para Belén, que fue el caso de la joven tucumana que estaba presa por abortar y tuvo un resultado positivo.
En junio, el aborto legal se instaló, con un tuitazo, como primera tendencia nacional durante 10 horas y después fue también tendencia global.
- ¿Con estas estrategias se alcanza a personas que tal vez no estaban movilizadas por estos temas?
- Totalmente. Estamos viendo una comunidad mucho más amplia que los grupos de mujeres y feministas, que apoya desde las plataformas digitales. Pero a mí me interesan no sólo los fenómenos de cíber protesta o de acciones en redes, sino también las que ocurren en la calle.
En este sentido, la campaña por el aborto, que es lo que hoy se debate por el tratamiento del proyecto de ley, está anclada en un trabajo en la calle, con los pañuelazos. Hay un ida y vuelta entre lo que pasa en la vía pública, los medios y las redes sociales. Es difícil decir que se da solamente en un ámbito, porque muchas acciones, como una reunión en una facultad que convocó a 500 personas, no se suben a las redes. O que se presentan cartas con firmas en apoyo al proyecto, desde grupos profesionales que tal vez no salen a la calle o no tuitean.
- En los pañuelazos y en las marchas por el 8M o el NiUnaMenos participan numerosos jóvenes, ¿sería posible sin el activismo desde las redes sociales?
- En redes sociales se observa mucho, particularmente en Twitter, que los jóvenes siguen a personas con capacidad de influenciar, que tienen posiciones a favor del aborto legal y es su activismo. Esas chicas intervienen ahí, se sacan una foto, van a un pañuelazo y no tienen otra militancia como la que nosotras conocemos, pero es su manera, e ir a una acción ya es bastante.
- Que otras problemáticas de género, desde la violencia hasta el reparto de las tareas en el hogar, se difundan desde las redes, ¿puede acelerar un cambio cultural?
- Creo que lo que están haciendo es destapar un montón de situaciones que antes se vivían como personales. Estamos en un espacio donde se cuenta mucho, se visibiliza y se muestra mucho hartazgo también. Esto de que nuestra generación pensaba en cómo ir vestida en el colectivo para que nadie la acose, mientras ahora las chicas se visten como quieren, no piensan por dónde no andar, qué cosas no hacer. Ha sido un cambio muy importante.
Pero no todo el mundo se está enterando. Creo que hay sectores que van a tardar más en revisar esto. No obstante, es importante que se haga más visible y que haya menos tolerancia social, porque durante mucho tiempo fue tolerado. Digo lo del acoso como puede ser también lo del reparto de tareas domésticas y de cuidado, que es un trabajo invisible.
Esta oleada lo que genera es una apertura a una cantidad de temáticas que ya estábamos discutiendo en los grupos de mujeres y feministas, pero que se expande a otros sectores a partir de las redes sociales. Y bienvenido sea.
Impactar en el espacio público
Eva Rodríguez Agüero, docente del Seminario sobre Cultura Mediática de la carrera de Comunicación Social (UNCuyo), explicó que el conversatorio fue pensado como un espacio para que investigadoras locales intercambiaran experiencias con Claudia Laudano, quien es especialista en género, comunicación y redes sociales.
Rodríguez Agüero destacó que si bien en estas plataformas también está presente el "antifeminismo", ofrecen la posibilidad de instalar la agenda feminista en el espacio público.