No estaba Raúl ni Roberto Brioude adentro de la cancha. Tampoco Orlando Toledo. Ni hablar de la familia Armendáriz, con Luis, como máximo exponente. No aparecían Humberto Carra, Daniel Lucero, Oscar Peñas.
Tampoco Edgardo Peralta, Tono Alvaro, Eduardo Nicastro, Juan Quesada, Palito Díaz, Ricardo Segal, entre otros, hombres que escribieron la historia de oro del basquetbol de Andes Talleres y de Mendoza.
Sin embargo, el Matador volvió a apostar a sus raíces y consiguió volver al círculo superior. Con nombres como Nahuel Buchaillot, Facundo Quintana, Gonzalo Ruiz, Nicolás Motta, Maxi Contreras, Matías Nicastro (juveniles con mucho futuro), Alejandro Rosales, Fernando Esteller, más la experiencia de Maxi Bardini, Rodrigo Escribano y los dos refuerzos que pidió su DT, Fernando Santalucía, un experto en ascenso (San José en el 2012): Daniel Delmonte y Pablo Zogbe (quien volvió al club tras jugar como refuerzo un Argentino de Clubes en el 2010), el Matador se consagró campeón casi de punta a punta del nivel II a una fecha del final del Torneo.
Hasta el momento, disputó 12 encuentros, ganó 11 y perdió solamente contra Petroleros YPF de visitante.
Recuperar las raíces Azulgranas significa apostar a sus jugadores juveniles. Jugar un basquet elegante: con ataques por conceptos.
Contragolpes fulminantes. Salidas en transición ocupando los tres carriles. Sistemas defensivos combinables entre individual, presión, atrape y marca en zona. Y como plus, a la hora de ponerse el overol, saca a relucir esa sangre caliente roja y azul. La misma que lo convirtió hasta el día de hoy en el más ganador de todas las épocas.
El juvenil equipo de Atlético Club San Martín (tiene mucho futuro esta camada de jugadores) lo tuvo contra las cuerdas, pero defendió con uñas y dientes y con una jugada a puro talento de “Huevo” Delmonte, el Matador definió el encuentro a su favor: 78-76. ¡Salud campeón!