Uno de los secretos del éxito en los duros, maratónicos y deficitarios torneos federales está en hacerse fuerte como local. El Jarillero conocía el paño como ningún otro mendocino. Durante dos años (entre 2013 y 2015) hizo de su estadio un verdadero fortín infranqueable para los rivales que lo visitaban.
Sin embargo, durante este torneo Federal 2015, Palmira no conocía lo que era festejar un triunfo en el José Castro. Afortunadamente, cuando la soga de la zona baja llegaba al cuello, el equipo apareció en todo su esplendor e hilvanó un gran triunfo.
El conjunto de Bermegui fue convincente para alcanzar el objetivo. A los 10', Gabriel González le sacó el gol a Pizarro. Un minuto después, Morales probó de afuera, el balón dio en el palo, a Pizarro le sacaron el gol del buche y, en el tercer intento, Nico Sanfilippo apareció como una tromba para sacar un derechazo que se coló abajo y junto al palo derecho e hizo delirar al escaso público que desafío, además del día y horario inusual, el intenso frío de la tarde.
Huracán reaccionó y pudo empatarlo antes del descanso: el goleador Cía perdió el empate y Javier Videla manoteó al córner un tiro libre de Emanuel Díaz.
En el complemento, Palmira fue superior de principio a fin. Sanfilippo fue un León incansable, Navarro se hizo importante por derecha, Pacheco manejó los hilos y Carmona y Pizarro ganaron casi siempre. Así, tras un pase del nada egoísta Navarro, Pizarro la empujó para el 2-0. Acto seguido, González dejó un rebote corto y Navarro -gran figura- la empalmó de volea para clavarla al ángulo. Golazo.
Con Huracán jugado al ataque, de contragolpe, el Jarillero pudo ampliar la cuenta, pero falló en la definición y el Grandote Cascón acortó diferencias: 1-3.
No obstante, el trámite estaba liquidado. Sí, porque la historia dirá que una fría tarde del 11 de agosto, Palmira recuperó la memoria (y su fortaleza) en casa.