La puesta nuevamente en valor del mercado que se instaló en la Terminal de Ómnibus es una de las iniciativas que se ha impuesto la actual gestión de gobierno. Para ello se ha conformado una comisión, integrada por productores representantes de cada uno de los sectores involucrados en el local y junto con la Dirección de Desarrollo Sostenible de Mendoza, quienes comenzarán con la tarea de recuperación, la que se iniciará con la realización de un diagnóstico de la situación.
Uno de los graves inconvenientes que suelen enfrentar los productores, especialmente quienes se dedican a hortalizas, se centra en su comercialización. En la mayoría de los casos se ven obligados a "entregar" su producción a determinados compradores, quienes son los que cuentan con acceso a los centros de distribución más importantes, como las ferias. Son quienes suelen quedarse con la parte más importante de la ganancia y es así que una verdura que se paga un peso en la finca, termina vendiéndose a 10 ó 15 pesos al consumidor final.
Antes de la década de 1970, en lo que es hoy la Estación Terminal de Ómnibus, funcionaba la feria de productores más importante de la provincia, la que contaba con puestos fijos, pero con un sector muy importante en extensión, destinado a los productores que llegaban con sus verduras para la venta, ya sea a comercios minoristas como al público en general.
Con la construcción del edificio para los ómnibus, la feria se trasladó a lo que es hoy el mercado de concentración, que comenzó también con la participación de pequeños productores, pero que con el tiempo generó que se produjera un importante proceso de concentración.
Ante las quejas generadas por los más pequeños, desde la propia comuna de Guaymallén se estableció el funcionamiento de lo que es hoy la feria del Acceso Este, que comenzó con una plena participación de los productores primarios pero que terminó convirtiéndose en un espacio en el que predominan los puestos fijos, que tienen a su cargo la re venta de la producción. A muchos de los productores no les quedó otra salida que intentar defender su producción a través de las ferias departamentales que, en muchos casos, no alcanzaban para cubrir las necesidades.
Es en ese marco que resultó auspicioso, para muchos, la puesta en funcionamiento del denominado Mercado de la Terminal, un amplio espacio que podía ser ocupado por productores integrados en cooperativas y que a su vez se aseguraban una afluencia importante de público. La respuesta de la gente fue excelente y hubo meses, como el de abril del año pasado, en que llegó a facturar más de cinco millones de pesos.
Sin embargo, por el hecho de que la iniciativa fuera tomada por las anteriores autoridades como un aspecto promocional y porque con los meses se fue generando una deuda que actualmente supera los 4 millones de pesos (un millón a productores y el resto a mantenimiento, sueldo, alquiler y administración) la iniciativa fue perdiendo sustentabilidad y se llegó al momento actual en que gran cantidad de las góndolas aparecen vacías. Las autoridades indican que de los 107 productores que trabajaban en un principio, hoy sólo quedan 70.
Frente a ese panorama, es bueno que las actuales autoridades hayan adoptado la iniciativa de recuperar el espacio, estableciendo un plazo de 3 meses para que trabaje normalmente, incluyendo la posibilidad de estudiar, caso por caso, la situación de los productores locales. Si las tratativas llegan a buen puerto y el mercado logra su funcionamiento a pleno, resultarán beneficiados los dos sectores de la cadena de comercialización que actualmente resultan más afectados: el productor y el consumidor.