Recuperar el Cañón del Atuel

El Cañón del Atuel, lugar de incalculable belleza en el Sur provincial, no es aprovechado suficientemente desde el plano turístico, como consecuencia de los problemas que se producen especialmente cuando llueve.

Recuperar el Cañón del Atuel

Nadie puede dudar que el crecimiento de la actividad turística en la provincia durante los últimos años ha sido exponencial. Gran parte de ese avance se debe, sin dudas, a la incorporación del denominado “turismo enológico”, que surgió como consecuencia de que las bodegas sumaron la actividad gastronómica y hasta hotelera a la elaboración de los vinos.

Pero la otra realidad incontrastable es que la provincia cuenta con lugares de indudable atracción natural que no han sido aprovechados en toda su dimensión.

Hasta no hace mucho tiempo -poco más de dos décadas- la oferta turística del Norte provincial era demasiado escasa. No contaba con hotelería de primer nivel y el atractivo se centraba en la belleza de la ciudad, con sus calles arboladas y sus acequias empedradas, el parque General San Martín con el Cerro de la Gloria, y la alta cordillera, con el eje principal en el Aconcagua. Todo cambió cuando Mendoza se posicionó como gran centro de atracción del turismo vitivinícola, un aspecto que atrajo visitantes del país y del resto del mundo.

En el Valle de Uco la actividad turística era inexistente. Pero el Camino de la Producción y la Ruta del Vino abrieron puertas insospechadas y, en la actualidad, los tres departamentos que lo conforman cuentan con una variada actividad y con una excelente gastronomía.

Pero el Sur siempre tuvo vida propia, explotando una veta fundamental como el turismo aventura. Ha ganado la consideración nacional a punto tal de instalar a San Rafael casi como una “denominación de origen”, como les gusta decir a los vitivinícolas. Sus bodegas se prepararon antes que las del resto del territorio provincial para captar turistas y se conformó una aceitada actividad  de trekking y de bajadas en kayac por el Atuel, entre muchos otros aspectos.

En ese marco de situación, no deja de sorprender lo que sucede con el Cañón del Atuel. Un lugar de belleza incalculable que traslada en el tiempo a quien lo visita, descubriendo las formas que el viento y la lluvia tallaron sobre su relieve y también para reconocer figuras como el Museo de Cera, el Sillón de Rivadavia, los Jardines Colgantes y Los Monjes, además de las que ofrece la gran represa, como El Submarino, tal cual lo reflejó una nota publicada recientemente por Los Andes.

Sin embargo, ese espectacular aporte natural no es aprovechado como corresponde por parte del hombre. Las lluvias y los aluviones suelen generar socavones que cortan la ruta en varios lugares a lo largo de sus 45 kilómetros de extensión y se dan situaciones inverosímiles y peligrosas, como lo que sucedió con un colectivo que transportaba a integrantes de grupos de la tercera edad, que se deslizó en el barro y quedó apretado contra la montaña, lo que no permitía el descenso de los pasajeros, quienes solo pudieron liberarse saliendo por una de las ventanillas del vehículo.

Según se indicó, existe un denominado proyecto sobre “Mejoras en el Cañón del Atuel”, que contempla el establecimiento de lugares específicos para el descanso de los viajeros, con sus correspondientes grupos de sanitarios, la colocación de cartelería  turística y de seguridad a lo largo del recorrido y lugares de observación que no entorpezcan el tránsito.

Se trata de aportes valiosos pero es necesario ir al fondo del problema, como con el mantenimiento permanente del camino que permita su transitabilidad en todo momento y no estar a expensas de situaciones climáticas, tal cual sucede en la actualidad.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA