Hasta mediados del siglo XX, el centro de los municipios de Mendoza era la villa departamental, con su plaza principal, el edificio de la Municipalidad, la iglesia, el Registro Civil, la comisaría, una sede bancaria y las casas de comercio.
Esa distribución significaba una comodidad para los habitantes, especialmente los de los distritos, quienes podían realizar trámites y compras, y ofrecía un permanente movimiento de gente, principalmente en horas de la mañana
En esos años la única ciudad en toda la provincia era la Capital de Mendoza, y solía ser común escuchar la expresión: "Hoy fui a la ciudad” o “Mañana tengo que ir a la ciudad”.
Los departamentos de mayor población contaban con el servicio público de pasajeros de la CITA, con sus ómnibus ingleses Leyland, que posteriormente se convertiría en la Cooperativa Transporte Automotor (TAC), ya desaparecida. Para quienes no disponían de tiempo para viajar, contaban con el servicio diario de comisionistas que se ocupaban de efectuar gestiones y compras, a cambio del pago de una suma acordada.
Otros, como empresarios, profesionales y familias, realizaban el viaje "al centro" con sus automóviles, modelos de 1925 a 1935, y estacionaban con comodidad porque no existían los actuales problemas de saturación del parque automotor, ni asaltos ni robos.
Estacionaban frente a los comercios u oficinas adonde asistían, porque no había playas de estacionamiento. Todas las calles de acceso al centro eran de doble mano, sin semáforos ni policías de tránsito. Sin embargo, a falta de éstos, los conductores se desplazaban con respeto y responsabilidad.
Si ocurría algún accidente lo común era que el conductor del primer vehículo que pasaba por el lugar se parara para ofrecer ayuda.
Recuerdo asimismo que los feriados o domingos, los vecinos de los departamentos acostumbraban a efectuar visitas al Jardín Zoológico y al Parque General San Martín, oportunidad en que daban una vuelta en La Cuyanita, embarcación que era el gran atractivo del lago.
Otras visitas eran al Cerro de la Gloria y a la plaza Independencia. Sobre la calle Rivadavia se encontraba la Casa de Gobierno (a tres cuadras de la avenida San Martín) y por calle Chile donde hoy se halla el Colegio Nacional Agustín Álvarez.
A las señoras y chicas les encantaba recorrer caminando la calle San Martín y acercarse a tomar algo en las confiterías Colón, La Bola de Nieve, o concurrir al cine Avenida o hacer compras en las grandes tiendas del momento: Gath & Chaves, A la Ciudad de Buenos Aires, Casa Arteta y El Guipur.
No faltaban quienes se trasladaban a la esquina de San Martín y Colón para conocer la centenaria iglesia de los jesuitas, que aún permanece.
Enfrente se encontraban los "baños exposición" o públicos, un servicio que brindaba la Municipalidad de la Capital hasta que en ese predio se construyó, en 1950, el Correo Central.
En la década del los 40, el Gobierno provincial empezó a ponerles la designación de ciudad a las villas cabeceras departamentales que contaban con una población estable y representativa.
El proceso se inició con San Rafael, San Martín, Godoy Cruz, Luján de Cuyo, Maipú y Guaymallén, y años después se continuó con el resto. Entonces, para distinguir el centro de Mendoza de las ciudades departamentales, sería más apropiado llamarlo Ciudad Capital.
En la actualidad la concurrencia de los vecinos de los departamentos a la Capital sigue siendo muy numerosa, a pesar de que en las ciudades departamentales muchas empresas y organismos cuentan con delegaciones o sucursales.
He visto, como ciudadano interesado en los cambios, que la agilidad del tránsito y la intensa actividad económica lleva a que exista una atracción turística muy importante.
En tal sentido, se me ocurre sugerir que profesionales y técnicos de la Capital y las municipalidades departamentales elaboren un plan para facilitar y atraer a vecinos de la provincia, brindándoles programas culturales, sociales y de turismo.
Puede ser aprovechado por las reparticiones o direcciones de los municipios para la enseñanza, práctica y organización de espectáculos de música, danza, idiomas y gimnasios.
También podría favorecerse la recepción y atención de delegaciones escolares del interior provincial, porque muchos niños de los lugares más alejados de Mendoza no conocen nuestra Capital y a veces a los de esta última les pasa lo mismo con los departamentos.
Con esta sugerencia perfeccionada y puesta en práctica se contribuiría a fomentar el turismo interno en los meses del año en que Mendoza recibe menos visitantes.
No deberían haber problemas de presupuesto porque felizmente se reciben apoyos de los gobiernos nacional y provincial, donde actualmente hay funcionarios honestos, lo que a los ciudadanos de a pie nos da la esperanza de que se harán las obras públicas necesarias y se prestarán los servicios que corresponden de acuerdo a lo que pagamos.