Un total de 27,6 millones de brasileños no tenían empleo en el segundo trimestre de este año, o trabajaban en changas. Eso representa nada menos que 24,6% de la fuerza laboral del país.
Lo acaba de divulgar el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). El mismo organismo, que depende del gobierno federal, indicó que otros 4,8 millones de personas desistieron de buscar empleo por falta de perspectivas de encontrar una ocupación. Eso eleva a 32% el segmento de desempleados y subempleados. Es el mayor desaliento en la búsqueda de puestos de trabajo medida por el IBGE a partir de 2012.
De acuerdo con el IBGE, equivalente al argentino Indec, la población desalentada es que la que está fuera de la fuerza de trabajo por no conseguir un empleo adecuado, por carecer de experiencia o calificación o por ser muy joven o muy viejo.
Otro dato significativo es que también batió un récord la cantidad de brasileños que buscan trabajo desde hace dos años. Fueron 3,2 millones de personas en esas condiciones. El mismo instituto reveló que la desocupación real puede ser "mucho mayor de lo que indican los datos". Así lo admitió Cimar Azeredo, coordinador de la investigación. Este indicó que la subocupación afectó a 6,5 millones de trabajadores, es decir, el 7,1% de la fuerza laboral.
"Estos datos revelan que el escenario laboral brasileño es desfavorable", sostuvo Azeredo. Las regiones más perjudicadas son las del Noreste del país con niveles de desocupación que llegan a 16%. Es el caso de Maranhao y Alagoas. En el sureste, en cambio, el desempleo baja. En San Pablo fue de 13,2% y en Río de 15,4%. En los dos estados provinciales que son "faroles de la economía" aumentó velozmente la cantidad de personas con empleos precarios.
Arrancó la incierta y corta campaña electoral
Brasilia. La campaña para las elecciones más inciertas de la historia reciente de Brasil arrancó formalmente ayer con los partidos de los 13 candidatos, entre ellos el del encarcelado Lula, habilitados para pedir el voto en las calles y en internet.
El poderoso Partido de los Trabajadores (PT), que convirtió el miércoles el registro en Brasilia de la improbable candidatura del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en su primer acto masivo para los comicios del 7 de octubre, inició la jornada con una manifestación de poco más de un centenar de participantes frente al Teatro Municipal en San Pablo.
El centro-izquierdista Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), fue uno de los primeros en abrir fuego, con un acto callejero en el norte de Río de Janeiro en que prometió "salvar a Brasil".
El exbanquero Henrique Meirelles, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centroderecha), el partido del impopular presidente Michel Temer, divulgó por las redes su "Pacto por la Confianza", el programa con el que promete devolver a Brasil al crecimiento.
Y la ambientalista Marina Silva (Rede Sustentabilidade, centro) lanzó un video por las redes en el que insta a los brasileños a "hacer el cambio" y visitó un centro de salud en San Pablo.
La violencia en Río con cada vez más muertos
El número de tiroteos en Río de Janeiro subió un 40% durante los seis meses de intervención federal en la seguridad pública de ese estado brasileño, mientras que las muertes por enfrentamientos con las fuerzas de seguridad fueron las más altas en 30 años, según estudio divulgado por una ONG.
De acuerdo con la investigación, entre febrero y agosto de 2018, los seis meses que lleva implementada la intervención en Río, 736 personas murieron en enfrentamientos ocurridos en operaciones de las fuerzas de seguridad y otras 2.617 fallecieron en homicidios dolosos.
Los datos se recogen en un informe divulgado por el Observatorio de la Intervención del Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadanía de la Universidad brasileña Cándido Mendes.
"A este paso vamos a cerrar el 2018 con una cifra que puede llegar a 1.800 personas muertas en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. En más de 30 años la policía nunca había producido tantas muertes por su acción", aseguró Silvia Ramos, coordinadora general del Observatorio.
El pasado 16 de febrero el presidente de Brasil, Michel Temer, decretó la intervención de la seguridad pública en Río para enfrentar la crisis de violencia que se desató desde los Juegos Olímpicos en 2016, medida que dejó en manos del Ejército el control del orden público en todo el estado.