Reconstrucción del Indec

Desde 2007, pocas entidades sufrieron un grado de destrucción tan pavoroso como sucedió con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. A solo 6 meses, el Gobierno le ha devuelto el prestigio presentando las primeras estadísticas confiables.

Reconstrucción del Indec

Laboriosamente, y en el corto plazo de seis meses, el gobierno nacional ha dado pasos significativos en la reconstrucción del otrora prestigioso organismo estadístico nacional, presentando las primeras estadísticas confiables. Pocos organismos estatales sufrieron tal grado de destrucción institucional y material, producido por una verdadera pandilla, expresión de la barbarie kirchnerista, bajo la batuta del secretario de Comercio Guillermo Moreno, a partir de la intervención en 2007.

Despidos y renuncias de profesionales de altísima capacidad y experiencia aquilatada, destrucción de archivos de datos esenciales para el organismo, adulteración y falsificación de los mismos, infiltración de agitadores sindicales que aún paralizan y perturban el trabajo profesional.

Vale reproducir algunos datos hechos públicos por el director del Indec, el economista Jorge Todesca. El organismo cuenta con 1.500 empleados  y una “sobrerrepresentación de 120 delegados sindicales”, es decir que casi 12,5% del plantel son delegados que, además de la hoy cuestionable estabilidad del empleo público, cuentan con inmunidad sindical. Algunos de éstos y otros empleados pasan todo el día sin trabajar.

Como es sabido, uno de los primeros indicadores estadísticos reconstruidos, esperados por todos, ha sido el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que por ahora alcanza al área metropolitana y cuyo primer dato correspondió al mes de mayo.

El propósito del Indec es elaborar un IPC nacional. En tal sentido, es ponderable el trabajo realizado por la Dirección de Estadísticas y Censos de nuestra provincia que, simultáneamente con el organismo nacional, dio a conocer el IPC de Mendoza también para el mes de mayo y ya hizo público el de junio.

Todesca ha informado que se han reconstruido los datos de comercio exterior -había serios cuestionamientos sobre los mismos- y que los próximos dos meses se completará la resurrección de la Encuesta Permanente Hogares (EPH), indispensable para medir la canasta  básica alimentaria, la canasta básica total y, en consecuencia, la pobreza e indigencia.

También se ha anunciado que en agosto reaparecerán los datos del mercado laboral con las tasas de actividad, empleo, desempleo y subempleo. Próximamente se dará a conocer la metodología completa del IPC (reclamo de los técnicos) y la opinión de la misión técnica del FMI sobre el mismo y los datos del PBI. Igualmente han estado en Buenos Aires técnicos OCDE verificando datos estadísticos, ante  la solicitud de Argentina de integrar ese organismo internacional.

Pero seguramente el trabajo más importante realizado en estos meses por el Indec es el denominado “Revisión del Producto Bruto Interno, base 2004 y series de Oferta y Demanda Globales”. Las conclusiones del trabajo vienen a confirmar lo que varios destacados profesionales sostuvieron durante varios años (incluso teniendo que soportar largos y costosos juicios penales), el formidable falseamientos de las estadísticas más importantes del país. Así, mientras para IndeK entre 2004 y 2014 el PBI había crecido 62,9%, para el nuevo Indec ese crecimiento fue de 45,1%, mientras para el anterior instituto a lo largo del período el país creció al 5% anual, la revisión da 3,8% anual.

La diferencia no fue paulatina ni continua, la mayor distorsión ocurre entre 2007 y 2014, donde las cifras más que duplican las ahora revisadas. En otras palabras, la economía creció a tasas altas entre 2004 y 2008, hubo fuerte caída en 2009, estancamiento en 2012 y otra vez fuerte caída en 2014.

En realidad la serie de nivel de actividad recorre una senda ya repetida varias veces en el país, luego de una fuerte caída, como la ocurrida en 2001/02 la economía “rebota” y aparecen tasas altas por un tiempo y luego estancamiento. Precisamente la baja tasa de inversión de todo el período confirma que el alto crecimiento de los primeros años fue a costa de consumir el capital acumulado en la década anterior. En resumen, somos bastante más pobres de lo que creían algunos, un PBI total de unos 450.000 millones de dólares para este año, apenas algo más de 10.000 por habitante y por año.

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