Glanc se detuvo en la importancia de primer nivel sanitario, que muchas veces no recibe la valoración que le corresponde pese a ser fundamental. “Ni nosotros ni ningún otro país latinoamericano tiene futuro si no entendemos que la clave está en la Atención Primaria de la Salud (APS). Es cierto que por lo general no se reconoce adecuadamente, ni tampoco hay explicación por la cual un médico híper especializado en un segmento cobra mucho más que un médico híper especializado en la atención del 90% de las patologías que nos ocupan a lo largo de toda la vida. La salud pública no es una rama de la medicina, la medicina es una rama de la salud pública”, resumió el referente, quien además es el director de la maestría en Sistema de Salud y Seguridad Social de la Universidad ISALUD.
El especialista destacó que esta valoración debiera incluir no sólo al médico, sino también a enfermeras, asistentes sanitarios y todos los que actores que conforman este grupo. “El médico de familia es el que ayuda a prevenir, y a curar. Las mayores causas por las que una persona ha ido a consultar un médico en su vida han sido ‘cositas’, en el sentido de que no requieren un nivel de súper especialización”, redundó, y sostuvo que es fundamental entenderla como un piso a partir del cual se organizan los sistemas.
En este sentido, el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Aconcagua, Ángel Pellegrino, se refirió también al perfil indispensable de los futuros profesionales. “Es fundamental conceptualizar la atención primaria. Tiene que estar inserta en una red de complejidad creciente, en búsqueda de la equidad en el nivel que corresponda. En nuestra facultad tenemos una currícula integrada y articulada, y en el cursado tienen atención primaria de la salud 1, 2 y 3. Nosotros pretendemos que los futuros profesionales salgan impregnados con esta visión sistémica, holística e integral del proceso de salud y enfermedad. Y el concepto de atención primaria de la salud nos da esa visión justamente”, sintetizó Pellegrino.
Cambio de paradigma
Glanc se detuvo también en la necesidad de adaptar los paradigmas del sistema de salud al siglo XXI. "Los cambios más importantes tienen que ver con los adelantos tecnológicos y la perdida de sustentabilidad de nuestros sistemas que se fueron creando y gestando a principios y mediados del siglo XX. Son paradigmas que evolucionaron sin mayores cambios hasta fines del siglo pasado, pero estamos enfrentando problemas que se avecinan con sistemas y organizaciones del siglo XX. Nos está faltando un posicionamiento relativo", resumió.
Para el referente, es necesaria una innovación en materia de salud, aunque no entendiendo innovación como progreso solamente, sino como algo que pueda redundar positivamente y en conjunto en la sociedad. “Tenemos un sistema muy segmentado y vinculado con la posibilidad de cobertura que tenga una persona (si tiene algún tipo de sistema de salud que lo proteja explícitamente). En ese sentido, una innovación puede favorecer a algunos, pero no necesariamente alcanzar a otros”, destacó el especialista, quien indicó que el requisito básico debería ser lograr un piso básico de derechos para todos los habitantes del país (algo que, según consideró, hoy no existe). “Toda persona, por el solo hecho de formar parte de la sociedad, debe tener un piso mínimo de derechos garantizados. Tanto en términos de prestaciones, calidad y protocolo. Pero sólo una parte de la población (alrededor de 20 millones de personas) tiene un programa de cobertura que les da esa base. Y es menos de la mitad de la población”, advirtió.
Asimismo, Glanc destacó que se trata de una cuestión de decisión política. “Los argentinos gastamos un poquito más de 10% del PBI en salud. No hay ninguna otra industria o actividad lícita que gaste uno de cada 10 pesos. Pero no es un tema de dinero. La mayor problemática es la falta de decisión política para poder afrontar esto. Pasan muchas cosas así en Argentina porque no tenemos la resolución política de arremangarnos los puños y decidir ponernos a trabajar en algo para quien le corresponda y a pesar de quien le pese. Pero nuestro país tiene todas las posibilidades para crecer”, indicó.
Las enfermedades no transmisibles
Glanc, además, se detuvo en la tendencia mundial que lleva a centrar el paradigma en aquellas patologías no transmisibles (como son las enfermedades cardiovasculares, las neurodegenerativas o el cáncer). "No son contagiosas y afectan a las personas a partir de cierta edad. Estas eran las enfermedades por las que las personas antes se morían, pero ahora son aquellas con las que la gente vive. Esta combinación entre envejecimiento y enfermedades no transmisibles es el punto de impacto más importante de nuestras enfermedades", resumió.
Consultado sobre las campañas ante estos cuadros, el especialista destacó que se ha hecho mucho, pero que también queda bastante por hacer. “Son efectivas en algunos casos, pero en otros no tanto. En materia de tabaquismo, hemos tenido avances muy importantes ya que hay gente que dejó de fumar, y también se redujo el porcentual de fumadores. Pero todavía no se ha logrado un adecuado control de la Hipertensión Arterial o de los factores de riesgo, ni tampoco de la obesidad infantil y la alimentación correcta. En ese punto los resultados son variables; según la enfermedad de la que hablamos, pero también del lugar en el que estamos. En Argentina tenemos 24 sistemas de salud (uno por provincia)”, sintetizó.