Hace algunos años las ventas de gas pimienta aumentaron notoriamente, sobre todo durante la crisis de 2001. Luego, las ventas entraron en una meseta. Sin embargo, muchos mendocinos, sobre todo mujeres, apelan a la herramienta, tal vez sin la idea de utilizarlo, pero sí buscando seguridad al transitar zonas peligrosas. Lo cierto es que comercios que los venden aseguran que el producto no es una solución adecuada y que, a la hora de enfrentar a un delincuente armado, el gas puede complicar aún más las cosas. Mientras tanto, desde el Ministerio de Seguridad afirmaron que no se han registrado casos en los que se haya reducido a asaltantes con su utilización.
Cada tanto, a las casillas de correos personales de cualquier mortal llegan ofrecimientos de compra de gas pimienta con las siguientes características: Incapacita al atacante por 10 a 15 minutos y, en ocasiones, por más tiempo. Los efectos son inmediatos: provocan intenso ardor en la piel, los ojos, tos y dificultad para respirar. Los ojos se cierran involuntariamente cegando al atacante temporalmente. Causa un intenso lagrimeo, irrita e inflama la nariz y membranas mucosas provocando una sensación de asfixia.
Los precios para adquirirlo en nuestra provincia van de 60 a 132 pesos. La cifra varía según el tamaño, ya que los efectos y la calidad es la misma en todos los envases. Mientras tanto, el alcance del spray es de dos a cuatro metros, siempre teniendo en cuenta el modelo del rociador elegido. Según los especialistas existen algunos envases que asemejan la forma de una lapicera, aunque no son los más vendidos en el mercado.
Aldo Chesi, propietario de la armería "El Tirolés", aseguró que desde hace algunos años las ventas disminuyeron y hoy se mantienen en una meseta. "Se vende de manera normal, no se han incrementado las ventas. Es una herramienta que, al enfrentar a una persona armada con un revólver o un cuchillo, se vuelve difícil de aplicar, no amendrenta a nadie. La otra persona puede agacharse, correrse e incluso golpear o disparar contra el portador del gas. No es un arma de defensa pero muchos piensan que es mejor tenerla que no. Lo que hay que cambiar son las leyes contra los delincuentes que portan armas, que entran y salen en el día cuando son detenidos", aseguró quien en 1978 recibiera la medalla de oro en el mundial del tiro al blanco.
El especialista agregó también que la mayoría de los clientes que buscan el producto son hombres, pero se los regalan a sus esposas o hijas. "El consejo que damos es que hay que llevarlo en la mano en las zonas peligrosas y en condiciones de inmediato uso. Si no, el tiempo que se se pierde en buscarlo hace inútil la acción de defensa", dijo.
Mientras tanto, desde el Ministerio de Seguridad de Mendoza aseguraron que casi no existen los casos en los que hombres o mujeres hayan reducido delincuentes utilizando el gas pimienta.
Ángel Fossatti, jefe de la policía de Mendoza, confesó que "el producto es de venta libre, que está autorizado y que la policía lo toma como un método de defensa personal. El riesgo es que cada situación de delincuencia es diferente. Entonces nadie sabe lo que puede ocurrir. Es por eso que el spray puede servir para neutralizar al agresor o volverse en contra, si éste es mal utilizado. No es infalible", completó Fossatti.
Mientras tanto, cientos de mendocinas se sienten más seguras portando el rociador de gas en la cartera. "Me compré el gas pimienta para no sentirme tan vulnerable cuando camino sola de noche. Aunque siempre lo tengo en la cartera, cuando siento que estoy en peligro lo llevo en la mano. Tal vez, en una situación insegura nunca llegue a usarlo, pero por lo menos camino más tranquila", comentó Silvia (28), quien adquirió el producto en Estados Unidos a 10 dólares.
Otras mujeres recibieron el producto como un regalo y no tienen pensado usarlo ya que estiman que las consecuencias pueden ser peores. "Me lo regalaron mi papá y mis hermanos porque me quisieron asaltar en la Sexta Sección. No sé cómo se usa, creo que no me animaría. Prefiero tomar otro tipo de recaudos. Me parece que es como ir con un arma. Saber que lo tenés y que lo podés usar ya me parece peligroso. Hay que ser muy frío para ese tipo de cosas. No sé cómo reaccionaría y, lo que es peor, uno nunca sabe cómo va a reaccionar el otro", contó Carolina (29).