Tanto Carlos Frau como el presidente del Consejo Profesional de Ingenieros y Geólogos de Mendoza, Raúl Delle Donne, coincidieron en señalar que las casas y edificios que fueron proyectados y construidos de acuerdo a los Códigos actuales son menos vulnerables. Es decir, que es poco probable que sufran grandes daños ante un terremoto destructivo.
Pero también plantearon que todavía existen en la provincia edificaciones antiguas, incluso de adobe o mixtas, y es esperable que éstas resulten más afectadas en el caso que ocurra un sismo de gran magnitud.
De todos modos, Frau aclara que la vulnerabilidad no sólo se vincula a la antigüedad de la edificación, sino que son importantes el diseño, la calidad de ejecución, el grado de mantenimiento, el tipo de suelo o sitio donde está emplazada, entre otros factores que influyen en cómo resiste, una construcción, un terremoto.
Los especialistas consideraron que sería necesario que se hiciera una revisión de los edificios públicos, en particular hospitales, edificios gubernamentales, escuelas y plantas de energía. Frau indicó que se los debería someter a estudios de vulnerabilidad, para determinar si es necesario un refuerzo o dispositivo de protección sísmica.
Por su parte, Delle Donne comentó que los particulares también tendrían que cuidar el mantenimiento de sus casas, controlar fisuras y no hacer obras adicionales o remodelar sin el asesoramiento de un profesional, ya que pueden debilitar la estructura.
