En su anterior compra de supermercado, Gustavo se sorprendió al ver que en la parte de la heladera donde habitualmente encuentra la manteca había un extenso espacio vacío.
Entonces, a regañadientes resignó su ritual matinal de desayunar tostadas con manteca y dulce, y optó por utilizar queso crema. "No es lo mismo", aseveró convencido.
Aunque algunos la han retirado por completo del menú cotidiano -¿Para qué se usa?, llegan a preguntar-, a otros les cuesta prescindir del sabor y la textura que aporta a ciertas preparaciones.
De ahí que estos últimos hayan sufrido con el faltante del producto que se registró a partir de que las empresas lácteas se abocaran a producir prioritariamente leche y queso.
Sin embargo, nutricionistas aseguran que no es indispensable para una buena alimentación. Cecilia Llaver, decana de la Facultad de Ciencias de la Nutrición (de la Universidad Juan Agustín Maza), explicó que la manteca tiene grasas de origen animal, saturadas, que no son necesarias y además favorecen la aparición de obesidad, diabetes, hipertensión, Alzheimer y enfermedades cardiovasculares.
En cambio sí recomienda consumir aceites, no mezcla, sino de una sola semilla (girasol, maíz, soja, oliva).
Estos, detalló, aportan los ácidos grasos esenciales que requiere el organismo; por ejemplo, para absorber las vitaminas liposolubles. La margarina es diferente, ya que si bien es de origen vegetal, por ser un ácido graso hidrogenado, se comporta del modo similar a una grasa animal.
Los niños menores de dos años, agregó Llaver, necesitan incorporar grasas a su alimentación, ya que son importantes para el desarrollo del cerebro -que pesa 350 gramos al momento del nacimiento y alcanza los 960 gramos a los 14 meses de edad- y el sistema nervioso central.
Pero se trata de lípidos que obtienen de los lácteos y de los aceites. De hecho, antes de esa edad no deberían consumir más que un poco de manteca y apenas dos a tres veces por semana.
Delia Escobar, médica pediatra y secretaria del Capítulo Argentino de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, indicó que hasta hace unos siete años atrás era muy común dar a los niños pan con manteca.
Sin embargo, ahora no es tan habitual ya que hay muchas familias en riesgo nutricional por exceso de peso. Asimismo, coincidió en que este derivado lácteo no es esencial, ya que con la incorporación de aceites en la dieta de cumple con los requerimientos nutricionales.
Pese a esto, Escobar manifestó que cuando se produce faltante de un alimento no se está teniendo en cuenta el derecho a la alimentación y a disponer de variedad de productos.
Esto, ya que no se regula la producción en base a las necesidades de la gente y, en el caso de la manteca, son las empresas las que decidieron dejar de producirla aunque no había menos leche.
Cuestión de gusto
Afortunadamente, este lunes, cuando Gustavo volvió a hacer compras, consiguió ese producto que, para él, "no puede faltar" en su casa. Es que en la sartén donde prepara el omelette, describe, coloca un pedacito de manteca, que una vez quiso cambiar por rocío vegetal pero el plato final perdió la cremosidad a la que está acostumbrado.
Aun más, le parece impensable degustar un sanguche de jamón crudo que no tenga una capa blanca y cremosa sobre el pan casero. Por eso, de inmediato puso en el carrito dos paquetes de 200 gramos, ya que no consiguió de medio kilo de las primeras marcas que suele comprar.
Silvana también se vio en apuros cuando no pudo seguir dándoles a sus hijos la acostumbrada merienda de tortitas con manteca y dulce casero. La falta de este producto en las góndolas la llevó a cambiar por galletas con queso crema, que los chicos recibieron bien.
La mamá reconoció que es más saludable y que está aprovechando para utilizarlo en tortillas y tartas, mientras recurre a la margarina para bizcochuelos y alfajores (donde se disimula el "sabor a sebo" de este derivado vegetal). De todos modos, espera conseguir manteca la próxima vez que vaya de compras.
Emiliano Artal, de la panadería Azúcar, pimienta y sal (de Villa Nueva), contó que para ellos es esencial contar con manteca para las medialunas y la pastelería en general.
Es que señaló que no sólo cambia la calidad del producto cuando utilizan margarina -algo que tuvieron que hacer años atrás-, sino también cuando han recurrido a segundas marcas. En esta ocasión, los salvó contar con un buen stock.
No se considera un lácteo
La médica especialista en Nutrición, Mónica Katz, señala que en el grupo de alimentos conocidos como lácteos están incluidos la leche, el yogur y el queso, que aportan calcio, proteínas de alto valor biológico, potasio, fósforo y magnesio, con un bajo contenido de sodio.
La manteca, la crema o el dulce de leche, si bien se elaboran a partir de leche, no se consideran lácteos. Tienen un elevado nivel de grasas saturadas, a las que se suman sodio en la manteca y azúcar en el dulce.
Indica que desde un punto de vista nutricional, no resulta crítico un faltante de manteca, ya que, por el contrario, es saludable reemplazarla por quesos blancos.
Aportan sólo 6,2 gramos de grasas y en su versión "light" o parcialmente descremada apenas 2,5 grs., versus los 24,6 gramos de grasas que contiene la misma cantidad de manteca.
La manteca forma parte del grupo de alimentos a limitar junto con la mayonesa, crema, azúcares agregados, las mermeladas, las bebidas e infusiones azucaradas, los alfajores, las galletitas dulces, los chocolates, las golosinas, los panificados dulces o salados, las tortas y los postres azucarados.