Recomiendan que la sala de tres años sea optativa

Especialistas dedicados a la infancia aseguran que el proyecto para universalizar el servicio educativo a esta edad no debería ser obligatorio sino una decisión de la familia. Opiniones.

Recomiendan que la sala de tres años sea optativa

Mientras que algunos apenas han dejado mamaderas y pañales, otros ya se muestran algo más avanzados en su proceso de  comenzar a "despegarse" de su mamá para descubrir su individualidad y relacionarse con niños de la misma edad.

Es que lejos de ser vividos de igual manera, los tres años revisten en cada niño o niña características  particulares ligadas al entorno familiar y al proceso madurativo particular.

Justamente por eso, los especialistas de distintas áreas, dedicados a la infancia consideran que el ingreso al  sistema educativo formal debería ser una opción antes que una obligación.

La sugerencia no es dada al azar, sino que se plantea en el marco del proyecto que fue presentado en el Congreso por el Ministerio de Educación de la Nación en marzo pasado y que ahora se encuentra en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, con miras a ser debatido en las próximas dos semanas.

Se trata de una iniciativa para universalizar la obligatoriedad de las salitas de tres años en todo el país. Uno de los objetivos mencionados por las autoridades consiste en fomentar el éxito escolar en edades más avanzadas  y garantizar la enseñanza en esta temprana edad, con la mirada puesta en garantizar el servicio a las familias con menos recursos.

De acuerdo al último Informe  de la Deuda Social con la Infancia en Argentina que dio a conocer la Universidad Católica Argentina (UCA) el jueves pasado, en 2015, 53,2% de la población de tres años quedó fuera de la formación temprana en centros educativos o de cuidado infantil.

Ahora bien. Hoy, cuando la crisis social y económica impacta con fuerza en la vida familiar, muchos se preguntan  si en realidad el hecho de adelantar la escolarización sería la respuesta a la gran deuda que existe con la infancia o si beneficiaría a todos los niños por igual.

Nancy Caballero es licenciada en psicopedagogía y desde la experiencia comparte su visión. Explica que desde el punto de vista académico, mientras antes el niño o niña incorpore habilidades sociales y reciba estimulación para el aprendizaje, mejor será su rendimiento futuro.

Pero lo cierto es que en esa etapa de la vida, cuando recién el lazo materno-filial comienza a revestir una mayor independencia (en muchos casos los pequeños/as han amamantado hasta los dos años), ése aprendizaje puede ser adquirido en la casa, siempre y cuando los papás estén presentes y dediquen tiempo para compartir con su hijo/a.

"Sería bueno que todo chico que pueda quedarse con sus padres hasta los cuatro años, tenga esa oportunidad. A los tres años todavía necesitan saber que mamá y papá están presentes, les cuesta un poco despegarse, aunque cada uno tiene una evolución particular", destaca la profesional al hacer hincapié en la importancia del vínculo afectivo.

Por eso, Caballero opina que sería adecuado que la salita de tres sea accesible para los papás que lo necesiten en lugar de plantearse como algo obligatorio.

Ocurre que frente a las exigencias del mercado laboral, la gran mayoría están obligados a relegar tiempo con sus pequeños. Y aquellos que no cuentan con recursos para pagar un jardín maternal se ven en la situación de llevarlos  a diferentes casas para dejarlos con un pariente, vecino o allegado que pueda cuidarlos.

Otra situación es la de aquellas familias, que a pesar de contar con la posibilidad de disfrutar de sus  hijos, encuentran  recursos (la tecnología uno de ellos) para de alguna forma, desentenderse de las obligaciones de crianza.

"Antes que el niño o niña esté en soledad frente al televisor, la computadora o en la calle es preferible que esté en la escuela", asevera la especialista y recomienda que en el caso de que el proyecto de apruebe, lo ideal es que en las instituciones se priorice el juego, una herramienta imprescindible en esta etapa de la vida.

Proceso gradual

Teniendo en cuenta que Mendoza tardó doce años en lograr la cobertura real  para universalizar las salas de cuatro años, el experto en educación José Luis Martiarena, aporta que en el caso de aprobarse, la obligatoriedad de las salas de tres años implicarán en el provincia un proceso paulatino.

Martiarena explica que la aplicación de esta medida sería adecuada frente a una realidad social que muchas veces ofrece un ambiente hostil para la primera infancia.

"La obligatoriedad sería imposible de un año a otro. Considero que sí debería ser un proceso progresivo de aquí a diez años, comenzando por los sectores socialmente más desprotegidos", dice el psicopedagogo y aconseja que si el grupo familiar es incentivador para el niño o niña, ir a la sala de tres estaría de más. Sin embargo, agrega, para el 82% de la población infantil esta posibilidad está relegada.

En términos psicológicos, el debate también es válido. "Esta es una ley para todos los niños por igual pero lo cierto es que a esa edad es importante ver caso por caso", aporta la psicóloga especializada en niños, Verónica García y ejemplifica que mientras que hay familias que eligen estar con sus niños en casa hasta los cuatro años, otras no cuenten con esa posibilidad y deben llevarlos a la guardería desde los 40 días.

De todas maneras, reconoce, un punto a favor de permitir la escolarización desde los tres años sería que el niño o niña tendría la posibilidad de relacionarse con pares de la misma edad, incorporar hábitos e independizarse de manera gradual de su mamá. "Para algunos puede ser favorecedor, pero para otros no. Por eso creo que debería ser optativo este servicio educativo", dice la profesional.

La calidad de la infraestructura con la que deberán contar las instituciones que bajen la edad de los alumnos del nivel inicial como así también la capacitación que tendrán que demostrar los docentes dedicados a esta tarea, son dos aspectos sobre los que el Estado estará obligado a trabajar de manera adecuada.

Así lo asegura Nora Schulman, directora del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de los Derechos del Niño (Casacind). "Primero se debe asegurar el equipamiento adecuado. A los tres años los niños y niñas tienen necesidades muy específicas. Los lugares deben estar adaptados para que no les falte la posibilidad de jugar y relacionarse con niños de su misma edad", destaca Schulman.

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