Reclamos empresariales

En los últimos meses se han multiplicado estas demandas, expresadas tanto por organizaciones sectoriales como por empresarios en forma individual. Tales quejas explicitadas muestran el agravamiento de ciertos aspectos de la situación económica pero tambié

Reclamos empresariales

Ya en mayo de este año, en audiencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) con la Presidenta, un importante empresario autopartista -que muchas veces había tenido expresiones favorables a la política del Gobierno- planteó el problema de la pérdida de competitividad. Entregó un extenso documento y reclamó una devaluación del peso.

La Presidenta lo frenó diciendo que los empresarios deben buscar salida más inteligentes y bajar los costos. En esa reunión no se habló más del tema, pero desde entonces hasta ahora dirigentes importantes, como Cristiano Rattazzi, en repetidas oportunidades han aludido tanto a la inflación, al atraso cambiario y la pérdida de competitividad, como a las dificultades para importar insumos y los problemas que ello acarrea a la producción industrial.

Desde sectores de las economías regionales como las industrias del vino, aceite de oliva o frutas, las quejas y reclamos han sido reiterados por la imposibilidad de exportar, la pérdida de mercados, la seria crisis de empresas obligadas en algunos casos a cerrar las puertas. Por estos días los exportadores de uva se debaten en la incertidumbre si Brasil abrirá la importación, situación que de no ocurrir implicará graves pérdida para una actividad altamente intensiva en mano de obra calificada.

La situación de actividades económicas de las cuales dependen varias provincias se hace más preocupante a las puertas del inicio de las cosechas, cuya consecuencia puede repetir la caída de precios para los productores, inevitable variable de ajuste en estos procesos. Las exportaciones regionales meses atrás se vieron seriamente afectadas por la Resolución 142, que obliga a los exportadores a ingresar las divisas en períodos incompatibles con los tiempos comerciales internacionales

. En este caso, intensas gestiones de Cámaras Empresarias fueron logrando rectificaciones que corrigieron, al menos en parte, el problema y que es unos de los pocos ejemplos donde el Gobierno ha sido capaz de modificar un error.

Pero quizás haya sido en la reciente Conferencia Industrial realizada por la UIA donde las voces empresarias se hayan levantado con más fuerza, expresando la urgente necesidad de reducir la inflación (reclamo ya generalizado, no sólo de los empresarios) y revisar la política de derechos y reintegros de las exportaciones. Este tema también se ha convertido en central para todos los sectores exportadores; es casi unánime el reclamo de reducir las retenciones y/o aumentar los reintegros para mejorar la competitividad.

La UIA ha planteado la necesidad de instrumentar una política industrial con incentivos claros y lograr un acuerdo social que enmarque un sendero de mejoras salariales compatible con el crecimiento sustentable en inversiones y competitividad. También ha reclamado un plan energético que asegure la provisión necesaria para el crecimiento económico e intensifique la integración y desarrollo conjunto con Brasil.

En este contexto de voces que comienzan a atreverse a la crítica en público, sobresale una llamativa nota firmada por Luís M. Bameule, empresario de larga actuación en la industria de la carne y en entidades empresarias como ACDE, publicada en el diario La Nación. En ella dice: “Nosotros, los empresarios no podemos seguir callados y pasivos o mirando para otro lado mientras la Argentina sigue rumbos peligrosos y pierde oportunidades cada día.

¿Qué esperamos para a actuar? ¿Más inflación? ¿Más infraestructura destruida, más confiscaciones? ¿Más inseguridad física y jurídica? ¿Más presión impositiva, ya agobiante? ¿Más intervención de los funcionarios en nuestros negocios fijando precios, cupos de exportación e importación?

¿Más restricción cambiaria? ¿Más pérdida de competitividad frente a la proliferación de conflictos, aprietes, multiplicación de feriados y fomento oficial de un consumismo no sostenible?” Hacía mucho tiempo que un empresario no se expresaba tan clara y crudamente, tanto sobre la situación de la economía como sobre la actitud de los empresarios.

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