Varias decenas de personas acompañaron a familiares y amigos de Gisela Gutiérrez en la puerta de la Legislatura para pedir por la aparición de la joven, que fue vista por última vez el 19 de julio de 2015.
"No puede ser que a un año de la desaparición de la joven, de 24 años y con un embarazo de 4 meses, no se tenga ninguna noticia y ni una sola hipótesis sobre su paradero. Un par de rastrillajes es lo único que se ha hecho", fue el reclamo de Ramona Alcaya, la madre de la joven y con la que vivía en el barrio La Favorita.
Reiteró que "como madre, sé que está viva y por eso la seguiré buscando y reclamando por su aparición...".
Ese pedido también fue rubricado por la Coordinadora Feminista de Mendoza, ante la falta de respuesta por parte de las autoridades, lo que demuestra que "la joven no sólo fue víctima de violencia de género sino que ahora también es víctima del sistema". El petitorio estuvo dirigido a la Comisión de Género de la Casa de las Leyes y a los presidentes de ambas Cámaras.
La concentración de ayer, en la puerta de la Legislatura mendocina, también fue seguida con atención por decenas de turistas que desandaban la peatonal Sarmiento.
Sin embargo los actos tuvieron su inicio el pasado sábado cuando en el mismo barrio donde residía Gisela, se realizó un encuentro frente a la explanada del Centro de Salud Arturo Oñativia, donde, como ahora, también hubo una radio abierta, pancartas, mientras que un grupo de artistas callejeros se hizo presente y acompañaron el pedido con su espectáculo.
Un principio sin final
Gisela tenía 24 años y estaba en el cuarto mes de un embarazo no deseado, cuando, después de participar de una reunión religiosa junto a su madre, fue a visitar a su hermana que vivía no muy lejos de su casa en el barrio La Favorita.
Gisela era madre de dos varones y una niña pero, ante la violencia de sus parejas, se había separado de los padres de sus hijos.
Meses antes de su desaparición fue violada y, como consecuencia de ese abuso sexual, quedó embarazada. Por ese delito existe una causa abierta contra un hombre que se tramita en la Fiscalía de Instrucción N° 19.
Su familia recuerda que aquel domingo la joven estaba vestida con una calza de algodón tipo animal print gris y blanca, un tapado marrón claro con capucha con piel y zapatillas rosa tipo botitas.
Cuando la fueron a buscar, ya entrada la noche, ya se había ido. ¿A dónde? fue la pregunta que hoy, a más de 370 días, no tiene respuesta. Ni la tuvo a las 24 horas, cuando se hizo la denuncia sobre su desaparición ante la comisaría del barrio.
Hoy en un expediente (N° P 76602/15) que alcanza a las 1.000 fojas, hay una recompensa de 20 mil pesos, ofrecida por el Ministerio de Seguridad para quien dé datos ciertos que permitan ubicarla, pero ningún aporte que lleve al esclarecimiento del caso. Ahora, durante esta concentración, se repetía a viva voz y en carteles: ¿Dónde está Gisela?
Otros casos sin resolver
El caso de Gisela es el más reciente pero, lamentablemente, no es el único que registran las crónicas policiales de la provincia.
Cronológicamente hay que hablar de Soledad Olivera (28), otra joven madre cuya desaparición se remonta a noviembre de 2011 y que tuvo varias alternativas, entre ellas un juicio que terminó el año pasado con la absolución, por el beneficio de la duda, en favor de Mariano Luque, el único imputado. Sin embargo este fallo fue declarado nulo por la Suprema Corte de Justicia.
También, en Lavalle, fue denunciada la desaparición de Johana Chacón, de 13 años, ocurrida un año después (4 de setiembre de 2012) y donde también Luque fue acusado de su muerte aunque, después de ser nuevamente detenido, quedó en libertad.