Reclaman por caso de bullying en un colegio

Un niño de 8 años contó lo que le hacían los chicos de 7°. La Doaite sólo actúa en escuelas públicas.

Reclaman por caso de bullying en un colegio

Bronca, enojo e impotencia fue lo que sintió Magalí cuando se enteró que su hijo de 8 años estaba siendo acosado por chicos de séptimo de la escuela Antonio Tomba de Godoy Cruz, tal como relató a Los Andes.

Inmediatamente expuso el problema ante los directivos de la institución, pero por falta de respuestas decidió cambiarlo de colegio. Para evitar que otros estudiantes vivan situaciones similares, la mamá organizó una reunión en la puerta de la escuela ayer por la mañana a la que asistieron unas 20 personas preocupadas por lo sucedido.

Un caso más de bullying que se repiten en los establecimientos educativos de la provincia con cierta frecuencia, pero que no encuentran fácil resolución. De hecho, según un estudio de 2011 realizado por el psicopedagogo y experto en acoso escolar Alejandro Castro Santander, 1 de cada 4 alumnos mendocinos de 9 a 18 años le teme a algún compañero.

La investigación, que abarco a 10.000 chicos de la provincia, se concretó en el marco de Observatorio de la Convivencia Escolar de Argentina que el experto dirige y forma parte del Observatorio Internacional de la Violencia Escolar. Se trata del último dato que busca cuantificar el fenómeno. "No tuvimos apoyo para repetirlo, pero calculamos que el número debe haber aumentado porque no se hizo nada al respecto", reconoció el profesional.

Asimismo desde la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares (Doaite) de la Dirección de Escuelas explicaron que empezaron a trabajar desde junio con la registración de todos los casos y -tal como adelantaron- tendrán números certeros a fin de año.

Violencia silenciosa

“El bullying como fenómeno estudiado tiene más de 40 años, desde las escuelas no pueden argumentar que no sabían, que no pasaba nada porque tiene esas características, desde el año 2006 se lo llama violencia psicológica silenciosa”, aseguró Castro Santander. En este sentido, remarcó la necesidad de adaptar las estrategias para detectarlo y tomar medidas preventivas.

“Hoy ni las escuelas, ni los gobiernos tienen medidas para este tipo de cosas”, expuso. Algunos de los aspectos claves para trabajar antes de que ocurran, tal como enumeró el psicopedagogo, son: la resolución rápida de conflictos, sancionar la indisciplina y evitar la violencia esporádica.

“En la punta de iceberg aparece el bullying que empezó y fue creciendo porque los chicos se dieron cuenta de que en la escuela no se hace nada y se dejan pasar las cosas”, explicó.

Según su visión, tener un protocolo es necesario, pero se trata de medidas curativas que se toman después y no previenen el sufrimiento de los chicos. “No hace falta que los casos de bullying sean notorios para actuar al respecto, sabemos de antemano que se van a dar”, indicó el profesional.

En cuanto a las situaciones en las que se presenta la sospecha, para Castro Santander es fundamental separar a la víctima y del victimario.

“Hay que actuar, hay que desvincularlos y ver cómo cada escuela se organiza, porque generalmente se va el que sufre”, remarcó Castro Santander. Por otra parte, también subrayó la importancia de los testigos. “Son la mayoría y los que tienen que intervenir para que deje de suceder”, señaló.

Actuación estatal

La Doaite cuenta con equipos de profesionales dedicados a asesorar a los establecimientos cuando se suscitan este tipo de casos, pero trabajan únicamente con las de gestión pública.

“En el caso de las escuelas de gestión privada cada una tiene la decisión de tener un equipo de profesionales para trabajar estas cuestiones. Nuestra función es asesorar a esos equipos cuando lo requieran por lo que no participamos directamente”, precisó Miguel Conocente, titular de la dirección. Por esta razón, no han tenido injerencias en el caso de la Antonio Tomba.

En las instituciones estatales sí se trabaja con estos equipos (conformados por un psicopedagogo, un psicólogo, un fonoaudiólogo y un trabajador social) que en estos últimos meses aumentaron su personal para tener más presencia con los chicos.

“A través de concurso se incorporaron 158 profesionales a los equipos, lo que arroja en promedio un equipo cada 10 escuelas, cuando antes había uno cada 17 y en algunos casos era un solo profesional”, detalló el consultado quien aseguró que de ahora en adelante se puede hacer tarea preventiva cuando antes sólo acudía ante un problema. “Los equipos tienen más contacto con las escuelas por lo hay situaciones que se resuelven con intervenciones muy pequeñas”, aseguró.

Por otra parte, reconoció que previamente debía llevarse adelante un registro de los casos, pero que no siempre se hacía. “Ahora es una parte obligatoria del trabajo por lo que estamos empezando a tener registro más serios, esperamos para fin de año poder tener los datos”, anticipó Conocente.

"Muchos padres dicen que no es la primera vez"

Si bien Magalí había notado extraño a su hijo de 8 años, jamás se imaginó que estaba sufriendo bullying desde hacía más de un mes. Él decía que le dolía la panza por lo que le pidió a su mamá que lo llevara el médico, además habían empezado a notar algunos síntomas de pánico. El 11 de agosto en el turno con el pediatra el nene se soltó. “Parece que necesitaba desahogarse con otra persona”, explicó la mamá.

A partir de ese momento, él les relató en detalle el sufrimiento al que lo sometían un grupo de chicos de séptimo de la escuela Antonio Tomba de Godoy Cruz, a la que solía asistir. “Lo llevaban al baño y le bajaban los pantalones, además agarraban merienda que había en el suelo, la pasaban por la tierra y se la hacían comer”, narró su abuela Claudia, igual de indignada que su mamá. La mujer contó que también lo pisoteaban con los botines ya que tenía moretones en el cuerpo.

Luego del turno del pediatra, Magalí asistió inmediatamente a la institución pidiendo una rápida solución, que tal como aseguró, nunca obtuvo. Por esta razón, comenzó a buscarle banco en otra escuela y consiguió cambiarlo. “Ahora él está muy tranquilo, le ha vuelto la paz a pesar de que hoy (por ayer) empieza en un nuevo colegio y con nuevos compañeritos”, expuso la mamá quien le hizo saber que a pesar del cambio no perdería a sus amigos de siempre.

A pesar de haber encontrado una solución para su hijo, Magalí decidió hacer público el caso para evitar que otros niños sufran lo mismo. “Muchos padres dicen que no es la primera vez que se ve violencia en la escuela y que incluso han cambiado a otros chicos por la misma razón”, manifestó.

Por su parte, la directora del establecimiento Adriana Lemos dio su visión al respecto en declaraciones a radio Nihuil: “En el caso puntual que estamos hablando de niños, las acciones son siempre reparadoras. Se habla primero con los padres, en el caso de que haga falta un tratamiento se lo deriva a un especialista y se sigue el curso que corresponde. Nunca se expulsa a un alumno de la escuela primaria, estamos hablando de niños y lo que tenemos que hacer es reparar lo que el niño hizo”.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA