El proyectado mega-recital del cantante rockero Carlos “el Indio” Solari tiene fecha de realización, el 14 de setiembre. Ayer el gobernador, Francisco Pérez, confirmó que se hará en el Hipódromo de Mendoza y agregó que pronto informarán cómo se prevé realizar el operativo de seguridad, un asunto de delicada resolución para las autoridades por el lugar elegido.
En principio se habló de una exhibición para 50.000 personas, en el estadio Malvinas Argentinas. Pero, con el correr de las jornadas y debido a que un importante caudal de potenciales asistentes se quedaron sin entradas, la organización de la fiesta rockera decidió duplicar la venta de tickets y llevar el concierto a las instalaciones del Hipódromo, con una asistencia calculada en 100.000 personas.
En principio, trasladar el recital al complejo de carreras de caballos supone avasallar el derecho de residencia de miles de familias que viven en los alrededores al circo de competencias equinas. La concentración de tamaña concurrencia en ese lugar traerá aparejados diversos inconvenientes. El sitio elegido y sus alrededores no están preparados para tanto público, un público joven y por demás entusiasta.
El Gran Mendoza carece de un lugar adecuado para contener a una multitud como la proyectada. Y si no hay infraestructura, no se deberían correr riesgos con una única función; y tal vez se podría haber desdoblado el espectáculo en dos jornadas, en el estadio Malvinas o en el teatro griego Frank Romero Day, donde los riesgos estarían más controlados y las condiciones serían más aptas para una concentración humana como la prevista.
Se supone que los funcionarios que autorizaron la sede del concierto estuvieron al tanto del malestar existente en las barriadas aledañas al Hipódromo, donde hay temor de desbordes de los grupos de seguidores de Solari, que estarán deambulando por la zona en los días previos al recital, durante las horas del show y la posterior desconcentración.
“No hay condiciones para soportar el desplazamiento y la permanencia de una muchedumbre; estas son zonas residenciales, a lo sumo estamos acostumbrados a la Vendimia u otros espectáculos de ese tipo”, dijo una vecina con domicilio sobre calle Montes de Oca. Otro residente comentó que “ellos (los funcionarios) no se preocupan porque no viven aquí; seguro que se opondrían a una concentración de tal magnitud al lado de sus viviendas”.
A la campaña de oposición vecinal se sumaron los cuidadores de más de 250 caballos que viven y entrenan en el sitio propuesto.
Los veterinarios explicaron que trasladarlos es en extremo dificultoso al tratarse de animales muy sensibles, acostumbrados al lugar y a los cuidados que reciben. Y si dejan los equinos en ese escenario, nadie puede prever qué pasará con ellos ante tanta circulación de gente y la potencia en decibeles de los equipos de música de las bandas actuantes.
Sin ahondar en otros detalles, como podrían ser los daños que eventualmente soportarán las instalaciones hípicas, hubiese sido mucho más razonable hacer dos funciones del ex integrante de Redonditos de Ricota en el Malvinas o en el anfiteatro.
O aceptar la invitación del intendente de San Martín y llevar la actuación al autódromo Jorge Ángel Pena. Pero si no existe un sitio adecuado, es preferible no hacer el espectáculo.
El Gran Mendoza no está capacitado para contener la multitud programada para este festival. Tal vez a futuro habrá que pensar en esa situación y proyectar un lugar adecuado para recibir shows de esta envergadura, con miles de espectadores.
