La dificultad en este proyecto está en que requiere una estructura metálica que habría que hacer a medida, pero el resultado es espectacular.
Si lo mirás cerrado, lo que parece es simplemente una puerta como superficie de una mesa, pero la realidad va mucho más allá.
El secreto está en que una de las dos hojas sigue siendo rebatible, y se han aprovechado los cuarterones o entrepaños para colocar allí bolsas de tela en las que guardar el material de escritorio, y hasta se ha confeccionado un pequeño cajón de madera para guardar allí lápices o lapiceras, que quedan invisibles cuando la puerta-escritorio se cierra.
Luego todo es cuestión de fijarse en los pequeños detalles: en las bisagras, en los herrajes… pero sin duda lo mejor es la calidez de una madera con mucho tiempo tras de sí, que siempre tiene mucho encanto.
Aunque las bisagras y los picaportes pueden llegar a estorbar un poco en algunos momentos, sin duda esto se ve compensado por lo divino y original que es el resultado.
Incluso puede utilizarse como mesa para unos cuantos comensales, aunque si se piensa dedicar a estos menesteres, habría que intentar que no hubiese salientes en la parte central para evitar problemas a la hora de colocar el menaje.