Encontrarse con una buena puerta de madera, de esas que no sólo pesan una tonelada sino que además aíslan, es un auténtico milagro, solo posible a precios desorbitados. Al mismo tiempo, de las casas antiguas que se renuevan, se tiran puertas fantásticas a la basura o, terminan tiradas en demoliciones. Generalmente porque son demasiado grandes o tiene tamaños que no se ajustan a los espacios actuales. Habría que construir un marco especial para que encajasen, a menudo esas puertas antiguas están muy deterioradas y son irregulares…
La cosa es complicada, pero hay una solución que nos permite reutilizarlas en nuestras casas actuales sin demasiada obra: convertirlas en puertas corredizas.
Así lucen en todo su esplendor y podemos colocarlas prácticamente en cualquier espacio en el que tengamos una pared vacía lo suficientemente amplia. Pueden utilizarse para cerrar pequeñas vitrinas o despensas en la cocina, como en la primera imagen, para separar los cuartos de baño integrados en los dormitorios, en la entrada, en el acceso al living…
Lo mejor es que si vamos a hacer algo así, sea para separar dos ambientes que no necesiten estar perfectamente aislados del ruido del ambiente contiguo, porque una puerta corredera, sobre todo si es antigua, nunca supondrá un cerramiento estanco. Tiene esa desventaja, pero del lado positivo está la gran belleza de la madera.
Herrajes, accesorios, cristales… todos esos elementos pueden darle un toque diferente a nuestro hogar. Y también podemos, si preferimos, darles una mano de color para que queden más alegres y actuales.