Si bien aún no fue oficializada formalmente, la idea de la DGE de no considerar en la evaluación final las notas y resultados de los procesos que los chicos evidencien vía online durante el período de aislamiento ya ha cosechado varios rechazos entre los docentes. Y también entre algunos alumnos.
Concretamente, las autoridades escolares analizan la idea de que cuando sea el momento de regresar a las aulas, se evalúen los aprendizajes que se lograron durante la etapa de educación a distancia; y pretenden que sea esa la nota que se compute para la libreta. Incluso, fuentes del área explicaron a Los Andes que los saberes de esta parte del año (cuarentena) se van a evaluar, pero no se van a computar como calificación final. En tal caso, se va a recurrir a ellos para llevar un registro y seguir el proceso de cada alumno, además de identificar a quien requiera de mayor acompañamiento y de estimular a quien lleva una buena trayectoria.
La intención no ha sido muy bien recibida por la mayoría de los docentes mendocinos consultados por Los Andes. Y entre las principales críticas, sobresalen dos bien marcadas: la sensación de que todo el trabajo que los profesores y maestros están haciendo para continuar con el dictado de clases puede ser en vano; lo mismo que el que están haciendo los chicos para completar las tareas y mantenerse conectados (quienes están en condiciones de hacerlo).
"De concretarse la idea, los alumnos no van a trabajar más; porque van a saber que no van con nota los trabajos. Lo primero que te preguntan cuando les das cualquier tarea es: 'Profe, ¿esto va a la libreta, va con nota?. Cuando les decimos que sí, y que todos los trabajos son obligatorios y se van promediando; se ponen las pilas", destacó Romina Arrarás, profesora de Arte y de Dibujo Técnico.
"¿Qué va a pasar con el alumno que ha venido haciendo un buen trabajo todo este tiempo? Hay alumnos que tienen 10 en todo y que han hecho un buen trabajo. Si a ellos les toman un examen y no les va bien, todo el trabajo que han hecho queda en la nada", contó a su turno Daniel Palta, profesor de Historia, de Economía Social y de Formación Ética y Ciudadana (FEC) en el nivel secundario (da clases a chicos de entre primero y quinto año).
En la misma sintonía se mostró Gastón Morales, también profesor de FEC en el nivel secundario. "Me parece bastante incoherente. Primero, porque ahora estamos trabajando, corrigiendo trabajos y recibiendo mails. Los chicos están haciendo un esfuerzo grande por entregar estos trabajos, algunos que no cuentan con las herramientas para hacerlo buscan otras formas de cumplir con las fechas de entrega. Y todo ese esfuerzo no se va a tener en cuenta", se lamentó.
Manotazo de ahogado
Desde la DGE explicaron a Los Andes el espíritu con el que impulsan esta iniciativa. "Una cosa es el proceso de aprendizaje y otra la acreditación del aprendizaje", subrayaron. Además, para graficarlo, realizaron la comparación con un deportista e indicaron que se trata de mantenerse en actividad. De esta manera -sostuvieron- el que dejó de entrenar no tendrá el mismo rendimiento que quien continuó de manera efectiva.
"Son manotazos de ahogado, porque el proceso de educación online n o está dando el resultado esperado. Pero esto es porque las autoridades no se plantan de manera firme. Actualmente la falta de medios tecnológicos complica la llegada de los saberes, y no hay forma de saber si los chicos están aprendiendo. Entonces esto va a derivar en que, a la larga, se tenga que aprobar a todos los chicos", resumió Ernesto Ullua, profesor de Educación Física y coordinador de dos aulas de Aprendizaje de Experiencias Protegidas (ADEP), en Las Heras y en Guaymallén.
Para este docente, el problema va a estar en que es muy probable que los chicos no vayan a estudiar nada hasta fin de año. "Esto va a terminar derivando en que los chicos pasen de año sin rendir casi, e intentar recuperar todo el año que viene. Pero no es lo ideal. Ni hablar para los chicos que están en el último año de la primaria o secundaria", sintetizó.
Romina Arrarás consideró que será muy complicado en la práctica evaluar de forma presencial y una vez que retomen las clases todos aquellos contenidos abordados mientras duró el aislamiento. "¿Qué tipo de evaluación pretenden que hagamos, suponiendo que hayan pasado 5 o 6 meses de clases online?. Los chicos en la secundaria están acostumbrados a que los evalué por semana y que se vayan promediando esas notas; no que le tomés todo junto a fin de año. Creo que eso va a ser hundirlos, no van a obtener buenas calificaciones", destacó la docente; quien detalló que en esta etapa está enviándoles a sus alumnos trabajos y material cada 10 días. "Los chicos están trabajando. Hay chicos que no tienen internet ni acceso a la virtualidad; y por eso nos han pedido en las escuelas que hagamos cuadernillos. Al chico que no haya tenido conectividad no se los va a dejar de lado. Pero que hay que valorar a todos los alumnos que están haciendo el esfuerzo de cumplir con todo lo que se les pide", concluyó.
Para Daniel Palta esta decisión carecería de sentido, ya que -considera- sería en desmedro del trabajo que están haciendo los docentes del esfuerzo de los chicos en este momento. "Los chicos están trabajando. De todos mis alumnos, la mitad está trabajando normalmente como si estuviesen en el aula. Cerca de 30% trabaja atrasado, y el otro 20% está realmente muy atrasado o no lo está haciendo. Pero está el esfuerzo de muchos chicos que se conectan, que le piden internet al vecino para subir los trabajos. A eso se agrega el costo de pagar internet, el teléfono. ¿Todo eso va a quedar en la nada?", sintetizó el profesor de secundario.
Para el docente, decir que "acreditación no es lo mismo que la evaluación" es parte de un discurso débil. "Al Gobierno le preocupa que después la gente diga que los chicos aprobaron solos, que se estaban copiando y pasando los trabajos. Quieren tener el discurso de que chicos rindieron un examen y aprobaron. Es una medida para la tribuna", concluyó.
Gastón Morales es otro de los profesores que cuestionó la idea. "Tanto docentes como estudiantes tuvieron que acomodarse de un día para el otro a todo un nuevo sistema; y es un poco ingrato que no se tenga en cuenta como proceso. Sobre todo por el sacrificio que se hace. Las clases online, el home office volvieron el trabajo docente en una labor full time. Desde hace tiempo la DGE viene trabajando en jornadas la forma de evaluación como procesos, formativa e integral. Y de golpe quieren tomar en cuenta las evaluaciones del último tramo del procesos como las únicas. En este contexto, debería profundizarse el modelo de evaluación como proceso y no volver a un modelo caduco", concluyó.
Alumnos, también en contra
María tiene 15 años y está en tercer año de la secundaria. Todos los días, con su celular o la computadora, se conecta a clases para marcar el presente y estar atenta a las tareas. Hasta el momento, ha cumplido con todas las actividades y fechas de entrega. "Es una nueva forma de cursar, y creo que muchas cosas se van a mantener aún después de que pase la pandemia. Lo importante es lograr que todos puedan tener acceso a las clases online, y no que la decisión sea que todo lo que estamos haciendo desde hace más de 40 años no tenga valor en la evaluación", sostuvo.
De forma similar se expresó Juan Pablo (13), de Maipú. "Desde que empezó la cuarentena estamos con problemas de internet en casa todos los días. Se cae la conexión cada dos por tres. Pero siempre trato de cumplir con los trabajos y conectándome. Si se confirma que no se va a tener en cuenta, dejo de preocuparme y amargarme por no poder conectarme todos los días", se sinceró el adolescente.