El ex presidente radical
Fernando De la Rúa
(1999-2001) reapareció hoy en el banquillo de los acusados del juicio por las
presuntas coimas en el Senado en 2000
, tras haber sufrido una descompensación en la audiencia anterior del jueves pasado.
Con rostro serio y ojeras marcadas, el ex jefe de Estado, de 75 años, se sentó al lado de su abogada defensora, Valeria Corbacho, que esta tarde proseguía con su alegato que ya ha insumido cuatro audiencias del proceso encabezado por el Tribunal Oral Federal 3 (TOF3).
De la Rúa se había descompuesto en la audiencia anterior, al parecer se habría tratado de una lipotimia, y por ello fue trasladado al Instituto Argentino del Diagnóstico, y recibió atención y controles médicos, hasta que recibió el alta y pudo volver a su casa.
En su alegato de hoy, Corbacho intentó derrumbar los dichos del supuesto arrepentido y acusado
Mario Pontaquarto
sobre el uso que habría hecho del auto particular del fallecido
José Genoud
, por entonces jefe del bloque de senadores radicales y jefe suyo en la cámara alta, en marzo de 2000.
"El Peugeot 405 patente ASP987 de Genoud estaba en esos momentos en Mendoza. Fue retirado de la playa de estacionamiento de la policía federal, el 2 de enero 2000 y el 30 abril de 2000 Lucila Genoud, en Mendoza, chocó con él a un colectivo de la línea 272", sostuvo.
Con respecto al supuesto viaje que Pontaquarto dijo haber hecho con Genoud a la SIDE en el auto de aquel, la letrada dijo que "ese relato no tiene el más mínimo sentido porque Genoud debía moverse en auto oficial y con custodia policial".
E incluso ironizó con que el ex secretario administrativo del Senado, en su relato, "al entonces ministro de Trabajo
Alberto Flamarique
lo hace moverse en taxi como si el ministro no tuviese auto oficial o custodia".
También trató de desmentir la presunta visita de Pontaquarto al edificio central de la SIDE para retirar el dinero destinado a las coimas: "La puerta del 8 piso estuvo cerrada aquella tarde hasta el día siguiente y entonces mal pudo él haber entrado a las 9 ó 10 de la noche".
"Pontaquarto nunca concurrió a la SIDE y nunca retiró dinero de la Secretaria de Inteligencia del Estado", subrayó y tildó de "mentira" al informe de la central de espías en ese sentido porque, añadió, "la SIDE estaba en condiciones de alterar la información".
La abogada dedicó varios párrafos a echar sospechas sobre la versión de Pontaquarto haciendo hincapié en cómo fue saliendo a la luz, en 2003, su supuesto arrepentimiento y, de la mano del presunto operador kirchnerista Daniel Bravo, estuvo reunido por el tema con el entonces jefe de gabinete de ministros, Alberto Fernández.
"Pontaquarto empieza a reunirse con la periodista Fernanda Villosio, le ponen los abogados, lo exoneran del Senado de la Nación, y el 5 de diciembre firma contrato con (la revista kirchnerista) TXT y luego se graba la entrevista. Después se reúne con Fernández y cuando estaba todo menos armado va y declara con (el juez Norberto) Oyarbide", remarcó.
Para redondear la abogada reiteró que "las contradicciones ponen en evidencian las mentiras de Pontaquarto" y analizó que los dichos de éste "son absolutamente inverosímiles y contrarios al sentido común que ocurre en el orden natural de las cosas" "Todo esto se construyó solo con el relato de Pontaquarto y con eso se pretende armar esta causa", remató.
El ex presidente está siendo enjuiciado por el presunto delito de "cohecho" a raíz del supuesto pago de sobornos a senadores para aprobar la ley laboral.
En la causa, además, son juzgados el ex jefe de la SIDE Fernando de Santibañes, el ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto, el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique y los ex senadores peronistas Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Costanzo y Ricardo Branda.
La Fiscalía pidió seis años de cárcel para De la Rúa y De Santibañes por ordenar el pago de los sobornos que habrían cobrado "Costanzo, Tell y Alasino" en el departamento de Emilio Cantarero, también ex senador y quien quedó fuera del juicio por problemas de salud.
Asimismo, pidió un año y seis meses de prisión en suspenso para el arrepentido Pontaquarto, cuya defensa abogó por su absolución.