Ruido con lo que sea, cacerolas, golpear una macetas o algún utensilio de cocina sirvió para lograr el objetivo: 30M, ruidazo desde casas o balcones para que "no nos sigan matando" y denunciar que "el machismo no cumple con la cuarentena", en referencia al último femicidio ocurrido donde Cristina y su hija de 7 años fueron halladas sin vida, envueltas en una manta y enterradas en el patio de su casa.
Pero sobre todo, este "Ruidazo" representó "el silencio de las mujeres encerradas con su agresor".
Según estadísticas, entre el 20 y 29 de marzo, se produjeron al menos seis nuevos asesinatos y se incrementó en un 60 % los llamados a la línea 144 en pedido de auxilio, según reveló un observatorio.
El 30M fue una convocatoria Nacional organizada por el colectivo Ni Una Menos, MuMala, La Casa del Encuentro y distintas ONG, sindicatos y grupos de todo el país replicaron.
El pedido fue salir a los balcones, asomar por las ventanas y manifestarse por medio de ruidos y acompañar a esos gritos y avisar que, en estos casos, el aislamiento preventivo para no contagiarse del virus COVID-19 le significa a muchas mujeres estar en jaque.
“Somos el grito de las que ya no tienen voz", "El machismo no está nunca en cuarentena” y “Esta pandemia agravó la violencia de género y acortó las horas en lo que transcurren los femicidios” fueron algunas de las expresiones utilizadas en las redes, con los hashtag #NiUnaMenos, #BastaDeMatarnos, #CuarentenaSiViolenciaNo.
Y atención:
La cuarentena se extendió hasta que finalice la Semana Santa y, en ese contexto, por iniciativa conjunta entre el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD) y la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), desde el miércoles 1 de abril aquellas personas que sufran violencia de género podrán acercarse o llamar a la farmacia del barrio, o de confianza, y pedir un “barbijo rojo”, éste es el código para pedir ayuda durante el aislamiento.