Real del Padre, su musa: desde muy joven rescata la historia de su querido pueblo

Ayer, el distrito sanrafaelino celebró sus 106 años. Y su historia aparece homenajeada en las canciones, poesías y relatos de Roberto Rinaldi.

Real del Padre, su musa: desde muy joven rescata la historia de su querido pueblo

Roberto Rinaldi (68) nació y se crió en el distrito de Real del Padre, a 78 kilómetros al este de la ciudad de San Rafael, muy cerca de General Alvear. Desde muy chico, recuerda, se interesó por rescatar “la historia de su lugar” y la escribió.

Lo acompañaron siempre un paisaje rodeado de verde y silencio de campo pero muy cerca del pueblo. Aprendió el oficio de su padre, plomero y gasista. “Era sí o sí”, recuerda con sonrisas. “Había que aprender lo que hacía papá y así me inicié y ya de grande hice cursos y me matriculé en ese trabajo. Ahora me estoy alejando poco a poco y me dedico más a leer y a escribir aunque por ahí hago algo de plomería y gas”.

Se casó con Norma Quirós con la que tuvo tres hijos, dos varones y una mujer. Tiene un nieto y otro “en camino”.  Toca la guitarra y con ella ha compuesto muchas canciones que en Real del Padre -asegura- son muy conocidas y las cantan siempre.

“La mayoría está dedicada al campo, a sus tareas, a la gente y su vida”. Dice que su primera canción estuvo inspirada en un personaje de pueblo de apellido Veccio.

“Cuentan que era una persona como cualquier otra, trabajadora y respetuosa y algún acontecimiento de la vida lo hizo replegarse. De una persona muy activa, porque domaba potros y trabajaba en la tierra, comenzó a oscurecerse su mente y se transformó en una persona con ciertos rasgos de inocencia que entretenía a los demás. Un verdadero personaje del lugar que empezó a trabajar como lustrador de zapatos. Esa zamba se llama Zamba para un hombre y un oficio que acá la conocen como Zamba  del Veccio”, dice. “Luego me pareció poco y le escribí un libro y ahí empecé”, recuerda.

“Como las historias de los pueblos son cortas, mis libros -duda por un momento si son cinco o seis, pero confirma este último número-  están referidos a la vida diaria y sus personajes”. “Son libros chicos, sin muchas páginas, que relatan historias del pueblo, de la cultura, del laburo de los obreros. Nunca he salido de eso. Son chicos porque las historias de los pueblos son también breves”, señala. El relato lo acompaña con algunos acordes de una guitarra criolla que sostiene entre sus manos.

Rescata la “memoria popular” y le da forma en libros o en canciones.

Roberto escribe prosa, poesía “de todo”, señala. “De amor...” de todo, reitera.

El edita sus libros y “cuesta mucho”. No me interesa ganar dinero con ello. Me interesa difundir lo nuestro, que lo conozca la gente”.

Recuerda que su trabajo que lo caracteriza como historiador del lugar empezó cuando quiso conocer la vida de su abuelo. “Resulta -dice- que mi abuelo Arturo Rinaldi en 1927 puso el primer cine aquí y un hotel. Empecé a indagar sobre la vida de él y de mi padre en esos años. Pregunté y la gente me empezó a arrimar escritos e historias. Luego fui a buscar escritos en la Administración de Real del Padre, una casona vieja que perteneció a un hombre de apellido Wauters quien parceló las 11 mil hectáreas eran administradas en Buenos Aires -recuerda- y todo lo que se hacía acá quedaba registrado en libros. Empecé a buscar y  encontré mucho para leer e investigar”.

Él también aprendió de docencia y su sabiduría la vuelca, aunque no en forma formal, en charlas que brinda en escuelas y lugares donde se lo piden. También canta para los lugareños en fiestas y encuentros.

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