Cambia, todo cambia. En la vida y, por supuesto, también en la política. Lo sabe bien el kirchnerismo, que, a menos de 50 días para las primarias abiertas, pasó de apuntar a alcanzar los dos tercios en el Congreso para impulsar una reforma constitucional a conformarse con conservar la mayoría en ambas cámaras para no tener sobresaltos en los últimos dos años de mandato de Cristina.
En Diputados, donde ya cuenta con escaso margen, al oficialismo no sólo le preocupa la cantidad de bancas que arriesga (39 propias y 13 de aliados, contra 75 que se juega la oposición) sino también el contexto post electoral. Ya lejos de aspirar a superar el 40%, la idea es conseguir al menos un triunfo simbólico en la decisiva provincia de Buenos Aires, donde soldados importantes (la jefa de bloque, Juliana Di Tullio; Carlos Kunkel, Diana Conti, entre otros) buscan renovar sus bancas.
"Sólo una victoria clara evitaría más fugas. Con una derrota, muchos de los que hoy son aliados, empezarían a dudar o a apostar a otros espacios", admitió una fuente K días atrás. Y lamentó que "las encuestas no dan bien ni en la Provincia, ni en Capital, ni en Córdoba, ni en Santa Fe", los distritos más importantes en cuanto a números.
Esa sangría tan temida, que tiene como antecedente más reciente al santafesino Oscar "Cachi" Martínez -se alejó del kirchnerismo por su enfrentamiento con Agustín Rossi- comenzó el año pasado con las idas de Jorge Yoma, los cegetistas Omar Plaini y Facundo Moyano; y se profundizó a principios del actual período legislativo, con los alejamientos de la ex duhaldista Mabel Müller y de Blanca Blanco, la esposa del gobernador de Santa Cruz Daniel Peralta, quien está enfrentado con La Cámpora.
Esto generó un cambio brusco de escenario: tras el triunfo de Cristina con el 54%, el kirchnerismo llegó a reunir 142 votos; ahora, a duras penas, supera con un par de votos los 129 del quórum. Muy lejos asoman los dos tercios (172) con los que sueñan quienes mantienen la expectativa de habilitar a una re-reelección de la Presidenta.
En el Senado el panorama parece más tranquilo para los K. Actualmente, con 33 legisladores de su bloque y el respaldo de 6 aliados fijos supera sin problemas los 37 del quórum. Además, en las últimas votaciones contó con el apoyo de la correntina Josefina Meabe. Aunque los dos tercios, también aquí, parecen imposibles.
En la pulseada de octubre, en ocho distritos, el FPV arriesga 12 escaños propios y 3 de aliados fijos. Además de la banca de Samuel Cabanchik, quien supo acompañar algunas leyes K. La oposición, en tanto, expone ocho legisladores.
En Salta, de la mano de Rodolfo Urtubey -hermano del gobernador Juan Manuel-, el kirchnerismo confía en que sumará en el peor de los casos al menos una de las tres bancas que hoy ostenta la oposición. Compensará así, una eventual derrota en Capital. Asimismo, confía en seguir siendo mayoría en Río Negro (renueva Miguel Pichetto), Entre Ríos y Chaco. Y mantener, con sus aliados, todas las bancas de Neuquén, Santiago y Tierra del Fuego.