Raúl Castro llegó a París, donde mañana inicia una visita de Estado que consagrará una nueva relación entre Cuba y Occidente, tras la reconciliación con Estados Unidos y el proceso de normalización en marcha con la Unión Europa (UE).
Castro efectúa un viaje oficial sin precedentes a Europa desde que el presidente cubano de 84 años sucediera a su hermano Fidel en 2006.
Su visita a Francia responde a la realizada por el presidente francés François Hollande a Cuba, en mayo pasado.
Hollande fue el primer líder occidental en visitar la isla después del deshielo con Estados Unidos, que se inició a finales de 2014 y se concretó con la apertura de Embajadas de ambos países a mediados de 2015.
En ese contexto de reconciliación, la etapa parisina del gobierno comunista cubano ofrece la ocasión perfecta de presentar al mundo un nuevo rostro, ya vislumbrado por las frecuentes delegaciones occidentales que desfilaron por La Habana en los últimos meses.
“Pienso que esta visita es importante para la imagen de Cuba (...), le ofrece indiscutiblemente un realce internacional”, explicó a la AFP Eduardo Perera, de la Universidad de La Habana.
Después de firmar contratos millonarios con el presidente de Irán, Hassan Rohani, París busca reforzar la presencia de empresas francesas en una Cuba que se abre poco a poco a la economía de mercado.
Con un comercio anual de unos 180 millones de euros, Francia forma parte de los 10 primeros socios de Cuba, y entre sus planes está profundizar sus relaciones con La Habana.
Interés
La isla, un polo turístico en expansión y con una obra de mano calificada, es vista por Estados Unidos y sus competidores europeos con renovado interés.
“El intercambio comercial todavía no alcanza nuestras expectativas”, dijo el viernes el ministro de Comercio Exterior francés, Matthias Fekl, al diario francés L'Humanité.
Con el propósito de crear las mejores condiciones posibles para esta nueva relación, París fue recientemente el arquitecto de un acuerdo sobre la deuda cubana con sus acreedores del Club de París.
En virtud de ese convenio, la isla logró que le condonaran 8.500 millones de dólares, lo que debería desbloquear su acceso a los mercados financieros, mientras espera el fin del embargo estadounidense impuesto en 1962, condenado durante varios años por Francia.
Pero París quiere aprovechar la visita de Castro para ir más allá y anunciar planes de financiamiento en el marco de la reestructuración de la deuda cubana.
Los franceses también están en la primera línea de las negociaciones iniciadas en abril de 2014 entre Cuba y la UE, que pronto podrían desembocar en un “acuerdo de diálogo político y cooperación”, lo que significará dejar atrás viejas controversias sobre los derechos humanos.
El espinoso tema, por el que Cuba es blanco de críticas frecuentes, estará en las “discusiones bilaterales”, aseguró una fuente diplomática francesa en París.