El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado por unanimidad por corrupción, luego de que los tres camaristas del tribunal regional de Porto Alegre confirmaran la sentencia dictada por el juez Sérgio Moro contra el líder de la oposición y favorito en las encuestas para los comicios de octubre.
La decisión de la corte de apelaciones podría impedir al presidente Lula, quien gobernó entre 2003 y 2010, presentarse a las elecciones de octubre. Por ley, un candidato no es elegible si tiene una condena penal que haya sido ratificada por un segundo tribunal.
Sin embargo, las decisiones finales sobre candidaturas son tomadas por el tribunal electoral de Brasil, y Lula tiene varias vías para apelar a los tribunales superiores. Las autoridades cerraron las calles y apostaron francotiradores en los tejados cercanos a la corte en la ciudad sureña de Porto Alegre.
Después de escuchar los argumentos de la fiscalía y la defensa, el primer juez en emitir su opinión, Joao Pedro Gebran Neto, pidió la pena aumentara a 12 años y un mes, más de dos años más que la pena dictada en julio.
"Considero que la culpabilidad en el caso es sumamente alta", dijo Gebran Neto. "Se trata de un expresidente y una conjura corrupta que duró años".
En sus primeras declaraciones, pidió a los fiscales y abogados defensores que se concentren en los hechos. "No estamos juzgando la vida pasada de nadie", dijo en alusión a la carrera política del acusado.
A pesar de sus problemas legales - ha sido condenado en un caso y tiene otros seis pendientes - , el político de 72 años es el favorito en las encuestas. Las sentencias podrían afectar no solo las elecciones presidenciales, sino incluso la estabilidad del país.
En un Brasil profundamente polarizado, el caso forma parte de una historia más amplia en la que partidarios y detractores de da Silva ofrecen interpretaciones contrapuestas.
Lula y sus seguidores dicen que se intenta impedir por vía judicial su regreso a la presidencia. Sostienen que es parte de una conspiración mayor: la elite nacional no quiere un presidente que se dedicaría a mejorar la suerte de los pobres e igualar las condiciones en uno de los países con mayor desigualdad del mundo.
Los detractores dicen que Lula y su Partido de los Trabajadores gobernaban el país en momentos que una enorme conspiración retiraba miles de millones de dólares de la petrolera estatal Petrobras y permitió que la economía más grande de América Latina cayera en la recesión más grave de las últimas décadas.
En los últimos años, el escándalo conocido como "Lava Jeito" (lava autos) ha enviado a la cárcel a decenas de miembros de la elite, tanto políticos como empresarios. Varias empresas constructoras constituyeron un cartel de facto que decidía quién obtendría los enormes contratos para obras públicas que incluían miles de millones de dólares en sobornos a políticos, directivos empresarios y a los partidos bajo la forma de donaciones de campaña.
En julio, el juez Sergio Moro sentenció a Lula a nueve años y medio de prisión.