La crisis venezolana entró en una nueva etapa de tensiones, con un país bajo estado de excepción y los opositores resueltos a seguir presionando en la calle por un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.
En medio del descontento popular por la creciente escasez de alimentos básicos y medicinas, además de los cortes cotidianos de luz y agua, y la inflación más alta del mundo, Maduro dio muestras de radicalismo en los últimos días.
Por su parte, el líder opositor Henrique Capriles ratificó la convocatoria a una movilización nacional callejera para mañana para reclamar mayor celeridad en el trámite del referendo revocatorio, pese a que el gobierno afirmó que la consulta no se realizará.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) opositora saldrá a las calles mañana, así lo confirmó Capriles en su cuenta de Twitter:
El viernes el Ejecutivo extendió un decreto de emergencia económica vigente desde enero, pero sorpresivamente le añadió el estado de excepción por tres meses. No descartó incluso prorrogarlo sucesivamente hasta 2017.
Aún no se publica el texto de la medida, que suele restringir el derecho de protesta y de reunión, y autorizar detenciones y allanamientos sin orden judicial.
El gobierno justifica el estado de excepción en un supuesto complot de Estados Unidos y líderes opositores para intervenir en el país con las mayores reservas petroleras del planeta, so pretexto de una “crisis humanitaria”.
Ante esa “amenaza externa”, ordenó realizar ejercicios militares el próximo sábado.
El presidente también fundamenta el estado de excepción en la necesidad de tomar medidas drásticas contra la “guerra económica”, que según él ejecutan la oposición y empresarios de derecha para inducir la escasez y lanzar al pueblo en su contra.
En ese marco, desplegó un plan para el abastecimiento de productos básicos subsidiados sin intermediarios, y se comprometió a flexibilizar el control de precios a cambio de que algunas industrias eleven la producción.
Pero las señales de radicalización van más allá del mandatario socialista, cuya gestión reprueba el 68% de los venezolanos, según la firma Venebarómetro.
El vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, desestimó el domingo la posibilidad de que el heredero político del fallecido Hugo Chávez (1999-2013) sea revocado mediante un referendo.
“Aquí no va a haber referéndum. Ellos saben que no va a haber referéndum porque primero lo hicieron tarde, segundo lo hicieron mal y tercero cometieron fraude”, dijo Istúriz aludiendo a las firmas entregadas por la oposición para que se active el proceso.
Guanipa consideró que esa advertencia es una “burla” al pueblo, que no detendrá la presión por la consulta.
El estado de excepción se pondrá a prueba el próximo miércoles, cuando la oposición tiene previsto marchar hacia las sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE) en todo el país para exigir que se cumplan los plazos para que el revocatorio se haga este año.
"La oposición sabe que la protesta es el único mecanismo para escalar la presión, y el gobierno necesita detenerla", dijo el analista Benigno Alarcón.
Movilizaciones similares fueron bloqueadas el pasado miércoles por policías y militares, desatándose pequeñas escaramuzas.
El líder opositor Henrique Capriles advirtió sobre el riesgo de que el gobierno y el CNE -al que acusa de servir a Maduro- "tranquen" la consulta.
"Venezuela es un bomba que en cualquier momento puede explotar. Y por lo tanto convocamos a todo el pueblo para que se movilice por el revocatorio", dijo, subrayando que esa es la salida pacífica a la crisis.
La coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) quiere que la consulta se realice este año. Si se la hace después del 10 de enero de 2017, cuando se cumplen cuatro años del período presidencial, y Maduro pierde, el vicepresidente gobernaría los dos restantes.
El experimentado titular del Parlamento, Henry Ramos Allup, denunció que Maduro y la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, se reunieron el martes pasado y acordaron posponer el referendo para febrero de 2017.
Según la firma Datanálisis, siete de cada diez venezolanos quieren un cambio de gobierno, mientras que 97% considera que “su vida ha empeorado”.
La Casa Blanca calificó el escenario como "terrible"
La Casa Blanca expresó ayer su preocupación por las “terribles” condiciones de vida de los venezolanos, y pidió al presidente Nicolás Maduro escuchar a sus críticos so pena de profundizar la crisis.
Mientras Venezuela se adentra a una nueva etapa de tensiones, el portavoz del gobierno de Barack Obama, Josh Earnest, describió como “impresionantes” las últimas informaciones sobre el país suramericano.
“Las condiciones de la población venezolana son terribles”, dijo Earnest durante un rueda de prensa.
Maduro se prepara para divulgar el alcance de un nuevo decreto de emergencia económica y la declaratoria del estado de excepción, al tiempo que la oposición sigue resuelta a reclamar en las calles un referendo revocatorio contra Maduro este año.
Washington instó a Maduro a escuchar a las voces críticas dentro de Venezuela para solucionar los problemas del país, inmerso en una profunda crisis económica, escasez de alimentos y medicinas, cortes de agua y apagones frecuentes.
La Casa Blanca calificó el escenario como "terrible"
La Casa Blanca expresó ayer su preocupación por las “terribles” condiciones de vida de los venezolanos, y pidió al presidente Nicolás Maduro escuchar a sus críticos so pena de profundizar la crisis.
Mientras Venezuela se adentra a una nueva etapa de tensiones, el portavoz del gobierno de Barack Obama, Josh Earnest, describió como “impresionantes” las últimas informaciones sobre el país suramericano.
“Las condiciones de la población venezolana son terribles”, dijo Earnest durante un rueda de prensa.
Maduro se prepara para divulgar el alcance de un nuevo decreto de emergencia económica y la declaratoria del estado de excepción, al tiempo que la oposición sigue resuelta a reclamar en las calles un referendo revocatorio contra Maduro este año.
Washington instó a Maduro a escuchar a las voces críticas dentro de Venezuela para solucionar los problemas del país, inmerso en una profunda crisis económica, escasez de alimentos y medicinas, cortes de agua y apagones frecuentes.