El Azul se despidió rápido de la Copa Argentina. No pudo con Colón y ahora piensa e el torneo.
El Colón que hasta hace poco tiempo atrás se ilusionaba con pelearle el campeonato mano a mano a Boca hasta las últimas fechas logró imponer condiciones en el arranque de la primera parte.
Con Bernardi como una de los principales puntales, superaba con sorprendente facilidad las líneas de contención que proponía el equipo de Alfredo Berti y en el amanecer ya hacía esforzar a Lugo, quien se tuvo que revolcar para taparle un disparo neto de gol a Pereyra, quien había ingresado libre por el corazón del área.
Esta supremacía del Sabalero no se prolongó mucho más allá los quince minutos. El Azul, pasado ese cimbronazo inicial que no derivó en nada mucho más importante que esa tapada de Lugo, comenzó a mostrar sus créditos, indicios de ese equipo que está madurando la idea del Loco Berti.
Empezó a disputarlo en mitad de cancha, ganaba en tiempo de posesión y ya el equipo de Primera no estaba tan cómodo. Claro, el Azul se afirmaba en el fondo, ganaba la pelota en el medio pero cristalizar esto en el área de enfrente se hizo prácticamente imposible sin Tarragona, el mal del que padece este equipo desde siempre.
Sosa está muy lejos de ser una opción que lleve riesgo. Tuvo una clara, en la medialuna del área y la mando dos metros arriba del travesaño. Disanto suma pero no se puede cargar sobre sus espaldas demasiadas responsabilidades ofensivas. Sin embargo el pibe le quebró la cintura al experimentado Clemente dentro del área, se lo sacó de encima y sacó un disparo que contuvo muy bien Carranza.
Y cuando ya nada pasaba, ambos habían bajado la intensidad, en el epílogo, Rébola pierde la marca de Bastía en una pelota parada y el ex Racing ponía el 1-0 de cabeza. Ni el más optimista simpatizante de Colón, tras el primer tiempo, se imaginaba que su equipo se iba a ir al entretiempo en ventaja. Un descuido que se pagaba caro.
En el complemento Independiente iba a lograr acentuar lo bueno que había mostrado en la parte final de la primera parte. Fue todo del Azul, que con pelota y campo dejó en evidencia la enorme dependencia que tiene de sus goleadores: Tarragona y Cardozo (entre ambos han convertido casi el sesenta por ciento de los goles en el torneo).
Le faltó poder de gol pero sus movimientos están frescos, Disanto le aporta soltura y se afianza Montero como el primer pasador. Este once, con Tarragona y Cardozo en cancha, tiene con qué ganarle a Argentinos el domingo, que es lo que realmente le importa al hincha.
Se perdió ante Colón dejando una muy buena imagen. El Sabalero necesitó dos chances para convertir un gol. La Lepra requiere de mucho más. Y sólo allí se puede explicar la eliminación en los 32avos de final de Copa Argentina.
Se acabó el Azul en la Copa. El de la B Nacional goza de buena salud. Se le viene el líder Argentinos.