Salvo sorpresa de última hora, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, será destituido hoy en el Congreso de los Diputados gracias a una moción de censura que llevará al socialista Pedro Sánchez directo a La Moncloa.
Tras un año y medio gobernando en minoría y solo una semana después de lograr aprobar en la Cámara los presupuestos de este año, Rajoy perderá previsiblemente el bastón de mando por la corrupción.
La sentencia judicial emitida la semana pasada sobre uno de los escándalos más mediáticos de los últimos años en España, llevó al Partido Socialista (PSOE) a proponer una moción de censura cuyo debate parlamentario arrancó ayer.
“Nunca antes una moción de censura había sido tan necesaria”, dijo al líder socialista en la tribuna de la Cámara baja española.
Desde primera hora de la mañana, todos los ojos estaban puestos en el minoritario Partido Nacionalista Vasco (PNV), cuyos cinco diputados tienen la llave del final político de Rajoy.
Tras horas de rumores y de debate, los nacionalistas vascos confirmaron en el Congreso el "sí" a la moción contra el líder conservador por "ética política" y "responsabilidad", según dijo su portavoz en Madrid, Aitor Esteban.
Si todo sale según el guión previsto, la moción impulsada por el Psoe cosechará el viernes los 176 votos para ser aprobada en el Congreso.
Además del PNV, le darán su apoyo el partido izquierdista Podemos, el valenciano Compromís y los independentistas catalanes Esquerra Republicana (ERC) y Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT).
En su intervención en el Congreso de los Diputados, Sánchez se comprometió, entre otras cosas, a mantener los presupuestos aprobados hace unos días para este año y a intentar restablecer las relaciones “de diálogo” con el Gobierno regional de Cataluña en medio de la crisis del proceso independentista.
¿Dimisión?
Sin embargo, a Rajoy todavía le queda una baza para evitar entregar a los socialistas el Gobierno: dimitir antes de ser destituido.
Con un paso atrás, el Ejecutivo quedaría en funciones y serían los partidos los que tendrían que negociar un candidato a la presidencia del Gobierno, propuesto por el jefe del Estado, el rey Felipe VI.
Desde Moncloa descartaron la opción. "A quienes extienden ese rumor, les pido que dejen de hacerlo" porque "no se va a producir esa dimisión", dijo la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal.
El propio Rajoy rechazó su retirada a primera hora del día durante su intervención en el Congreso. “En democracia un dirigente político se va cuando lo dicen los electores o cuando lo dice la Cámara. Por eso estoy aquí”, zanjó en respuesta a las peticiones de dimisión de Pedro Sánchez.
España vive días turbulentos. La moción del PSOE ha abierto un escenario político nuevo después de meses con el foco puesto en Cataluña, donde el proceso independentista mantiene a la región intervenida administrativamente por Madrid.
La posible caída del Gobierno central provocó un terremoto en los mercados financieros esta semana y agregó incertidumbre a la situación en Europa, en vilo ya por la crisis en Italia.
Rajoy, de 63 años, llegó por primera vez al Gobierno español a final de 2011 tras ganar las elecciones generales a los socialistas.
En 2015, su partido quedó primero en las urnas en un escenario político distinto al de cuatro años antes, con dos nuevas fuerzas políticas comiendo terreno al bipartidismo de PP y PSOE, el partido izquierdista Podemos y el liberal Ciudadanos.
Ante la ausencia de acuerdos para formar Gobierno, se repitieron las elecciones en junio de 2016. Meses más tarde, Rajoy fue investido de nuevo presidente del Gobierno gracias a la abstención en la votación de un PSOE sin Pedro Sánchez al frente.
Pedro Sánchez: el triunfo de la obstinación
Derrotado en las últimas dos elecciones y luego expulsado del liderazgo de su partido antes de regresar por la puerta grande, el socialista Pedro Sánchez está a punto de ganar una apuesta arriesgada para alcanzar el poder en España.
Encabezando una ola de indignación por la condena judicial del Partido Popular de Mariano Rajoy, este ex profesor de economía de 46 años vio recompensada su obstinación al conseguir en principio los apoyos para aprobar una moción de censura contra el líder conservador.
“Su soledad, señor Rajoy, constituye el epitafio de un tiempo político, el suyo, que ya se ha terminado”, lanzó Sánchez en el Congreso de los Diputados.
Rajoy “ya forma parte de un tiempo pasado al que este país está a punto de pasar página, y lo que conviene a España es mirar al futuro sin miedo”, expresó, impecablemente vestido de traje oscuro.
“La fortuna le ha abierto la ocasión de poder jugar un papel central”, estima Fernando Vallespín, politólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, para quien Sánchez jugó “una apuesta más que arriesgada” y “un poco a la desesperada”.
Con solo 84 escaños de 350 en la Cámara baja, Sánchez, quien no es diputado, está obligado a pactar con la izquierda radical de Podemos, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos, para aprobar el viernes la moción de censura.
Una mayoría tachada como “coalición Frankenstein” por el PP, y que podría mostrarse muy inestable y acortar la estancia de Sánchez en la Moncloa.