Madrid tiene "voluntad de diálogo con todos los países amigos", afirmó ayer un vocero de Mariano Rajoy después de que la tensión subiera el miércoles con Londres a raíz del enclave británico del Peñón de Gibraltar.
El conflicto entre las autoridades españolas y gibraltareñas, enfrentadas desde hace décadas por el derecho a la pesca en las aguas que rodean el Peñón, un territorio cedido a Gran Bretaña por España en 1713, aumentó en las últimas semanas.
A finales de julio, Gibraltar construyó un arrecife artificial formado por bloques de hormigón que España denuncia como una destrucción de los caladeros de pesca. Poco después se intensificaron los controles de la policía española en la frontera común, provocando largas colas. Gibraltar califica esta medida de represalia pero Madrid la justifica por la necesidad de luchar contra el contrabando.
"Nosotros evidentemente nunca relajamos nuestra capacidad y nuestra responsabilidad de defender la seguridad y los intereses de los españoles", afirmó ayer el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón. Sin embargo, "nuestra voluntad de diálogo con todos los países amigos evidentemente continúa", precisó.
Considerando que "España tiene que defender ese interés común", la oposición socialista cerró filas con el ejecutivo conservador. "Gibraltar es una cuestión de Estado donde sería bueno defender una posición común", afirmó el número tres del PSOE, Oscar López.