Hace una semana, la Triple Frontera (sector limítrofe de varios barrios de Godoy Cruz, Luján y Maipú) volvió a ser noticia por la violencia, la muerte y la droga. Un asesinato que, según las primeras investigaciones judiciales, tiene tintes de ajuste de cuentas vinculado a los estupefacientes, pone otra vez en la escena a una de las zonas más "calientes" de Mendoza.
Carlos Matías Guajardo (29) fue atacado de ocho balazos en la madrugada del domingo pasado, en la puerta de su casa del barrio Nueva Generación de Maipú. El caso por ahora no tiene detenidos pero sí sospechosos identificados, y los pesquisas de la causa revelan que el móvil del crimen sería la disputa territorial para controlar el negocio de las adicciones.
Esta barriada es una más de las tantas de la zona, donde se destacan algunas populosas como La Gloria, Tres Estrellas, Huarpes, Los Alerces y Unión y Fuerza, entre otras. Cada una de ellas alguna vez estuvo vinculada con homicidios, venta de marihuana y cocaína, detenidos y armas peligrosas.
"La Triple Frontera es un lugar donde hay una proliferación de los llamados quioscos de drogas, es decir, la venta al menudeo, en pocas cantidades. Podemos decir que es uno de los lugares candentes en este tema, como en algún momento lo ha sido el Campo Papa, el barrio Santa Teresita de Las Heras, el Lihué de Guaymallén, entre otros", explicó Marcelo Rivera, jefe de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico de Mendoza.
Son varias las vidas que se han cobrado los enfrentamientos armados para dirimir quién maneja la tenencia y la comercialización de las sustancias en una determina región, lo que trae aparejado importantes dividendos económicos. Los Andes tuvo acceso a detalles de los allanamientos realizados por la Policía durante el año pasado en la Triple Frontera, que por ejemplo dejaron un decomiso total de marihuana valuado en $ 3.680.000 y de cocaína en unos $ 800.000. Éstas son las sustancias más comunes y por ende las más incautadas, ya que casi no hay secuestros de drogas de diseño como el éxtasis o LSD.
"Hay grupos que responden a distintos intereses y se terminan peleando muchas veces por diferencias en la comisión de varios delitos. No siempre es por drogas. Por ejemplo, hay quienes cuidan que otros no cometan robos en ese barrio, para que no llegue la Policía y controle; sería una cuestión territorial me parece", agregó Rivera.
Además de los barrios mencionados, forman parte de la "Triple" el Soberanía, Posta Norte, ATSA, San Antonio, Renacer y el asentamiento Néstor Kichner. En el medio de todos ellos quedaron los prácticamente nuevos departamentos del Procrear.
Un 2019 movido
Las peleas reiteradas en esa parte del Gran Mendoza hacen que allí se respire una tensión casi permanente. Los problemas se dirimen con balas y el registro de heridos y de víctima fatales se agranda. Una muestra de ello fue lo que se vivió en mayo del año pasado, mes en el que se produjeron no menos de 10 tiroteos, muchos de ellos vinculados a la disputa por la droga.
Después de esa seguidilla hubo una tensa calma, hasta que en noviembre dos homicidios en el barrio La Gloria encendieron de nuevo las alarmas.
Axel Muñoz y Julián Domínguez fueron ultimados con cuatro días de diferencia, y varios pesquisas relacionan los casos y su posible conexión con las balaceras anteriores.
"En este momento no hay grandes bandas ni líderes identificados. Sí algunos jóvenes conocidos por sus apodos y que se manejan con su grupito de amigos", contó un policía con experiencia en la zona. El último personaje fuerte allí fue Ramón "Pebete" Sosa, un narco que actualmente se encuentra preso y condenado. Se dice que él, desde la prisión, sigue manejando a varios muchachos de estos barrios.
Preparados para el combate
Ya sea en los allanamientos por drogas o ante la comisión de algún otro delito, la presencia policial no suele ser bien recibida por la mayoría de los residentes en la Triple Frontera. "Es un lugar donde habente nos reciben con agresividad y esto hace que se frustren algunas medidas o tareas de vigilancia y observación. Si necesitamos mayores medidas de seguridad, solicitamos apoyo a personal del GES (Grupo Especial de Seguridad) y de Infantería para la cobertura externa, ya que generalmente nos arrojan piedras, dañando las movilidades", detalló el director de Narcocriminalidad.
Una prueba de la violencia con la que allí se vive, es el abultado secuestro de armas de fuego que arrojan los operativos. Muchas veces los uniformados allanan una propiedad por una denuncia por venta de estupefacientes y se termina sacando compulsa por tenencia de armas. En la vía pública también es habitual el hallazgo de pistolas, revólveres y cuchillos.