En 2015 y como parte del proyecto de remodelación del predio del museo Las Bóvedas, la comuna de San Martín tomo una decisión arriesgada: decidió quitar las rejas que hasta ese momento cerraban el perímetro del lugar y convertir a todo el predio en un enorme espacio verde abierto a los vecinos.
El riesgo latente, advertido en aquel momento por vecinos y algunos funcionarios era que sin las rejas, el edificio réplica de la casona donde vivió el general San Martín pudiese quedar en manos del vandalismo, especialmente durante las noches.
“Queremos que la casa que fue del Libertador tenga la belleza de una plaza, de un paseo”, resumieron en aquel momento desde la comuna y efectivamente, al quitar las rejas, parquizar el predio y mejorar la iluminación y las veredas, el predio se convirtió en un gran espacio verde al que rápidamente la gente adoptó para salir a caminar, hacer ejercicios, descansar a la sombra de algún árbol o tomar mates.
Así, la manzana donde se encuentra el museo pasó de ser un espacio cerrado pero mal iluminado e inseguro, con amplios sectores sin parquizar, de veredas rotas y mal demarcadas, a uno muy distinto y que hoy es uno de los principales paseos de la ciudad.
Y aunque Las Bóvedas mantiene rejas en un sector de calle Pirovano, no son tanto por seguridad como un detalle de ornamentación. Así, la idea de quitar el cerco que delimitaba la manzana y abrir el predio como si de una gran plaza se tratase fue una buena decisión del municipio, que hoy aprueba la mayoría de los vecinos.