Quinientos días al ritmo de Alfredo Cornejo. El Gobernador impone un estilo y en casi todo lo que pasa en Mendoza se ve su mano.
Quizá quien mejor lo define es el diputado del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Lautaro Jiménez: "En relativamente poco tiempo hizo una transformación del régimen político como no veíamos desde hace mucho, que le ha dado un poder al Gobierno que ya no es solamente desde el peso propio de la UCR".
Desde otro lugar, el presidente del Partido Justicialista Omar Félix dice: "Sigo viendo marketing político. ¿Cuánto más se va a seguir hablando de la pesada herencia? Cornejo habla del pasado, porque no están haciendo cosas en el presente para construir el futuro".
Hay dos ejes para definir estos poco más de 500 días de gobierno. Por un lado, está el control como estilo, algo en lo que hace foco el legislador del FIT. Por el otro está la gestión obsesionada por el orden pero que para algunos no hay mucho más que eso y señalan sus dudas acerca de la utilidad.
El ministro de Gobierno, Dalmiro Garay, hace su apuesta respecto a eso: "El discurso del orden hasta esta elección nos sirve. Sin orden no había futuro, ni destino".
Otro ministro, el de Economía, Infraestructura y Energía, Martín Kerchner, reafirma esa idea: "Critican porque Cornejo dice lo mismo, pero la economía de Mendoza ha crecido 0,4% en los últimos 20 años. Estamos igual, con más población, con más conflicto, con más competencia, con más avance tecnológico. Fueron 20 años de contar una cosa y hacer otra".
Del otro eje apenas hay alguna sonrisa. Por ejemplo está asumido que la Legislatura sólo trata las leyes que impulsa el Ejecutivo. En la semana que pasó, Cornejo vetó una ley de autoría del diputado del Frente para la Victoria, Lucas Ilardo, para luego prometer que mandará un proyecto de ley más completo que el del único legislador de La Cámpora que hay en Mendoza.
¿Fue una provocación exclusivamente para ese sector del PJ? Félix dice que desde el Gobierno se hace mucho hincapié en "la grieta".
En voz baja alguien dice que “Cornejo es un provocador genial. Cuando se mete en el barro de la política es cuando el gobernador es más Cornejo”. Es más, dicen que el Gobernador fue a la Casa de las Leyes “a decir nada”, pero que logró centrar la atención en un proyecto que para muchos es inviable: el que pretende obligar a los presos condenados a trabajar. “La revolución de lo sencillo es la de lo escaso”, chicanean.
Más prudente, el titular del PJ indica que "estamos ante un gobierno que no puede arreglar un puente en el corredor internacional y ni siquiera un puentecito que hay camino a San Rafael. Ambos colapsaron en este gobierno hace más de un año. Todavía no logran arreglarlos".
Desde otro lado, Kerchner responde a esas críticas: "Tenemos generaciones de chicos que no tuvieron todos los días de clases y cuyo maestro no se encontraba todos los días en el aula; que eso no haya vuelto a pasar es la revolución de lo sencillo. Que los hospitales públicos atiendan, que haya insumos, que el Estado le cobre a un casino como KLP y con esa plata se instalen tres tomógrafos en distintos lugares de la provincia, eso es un bien público. Es la revolución de lo sencillo".
Cornejo es poco afecto a las reuniones de gabinete. Prefiere encuentros más chicos con sus ministros y enfocados por tema. El teléfono suena en los despachos y es el propio Cornejo el que hace esas llamadas para convocarlos.
Otra característica es su control sobre la agenda pública. Se va graduando la salida de cada noticia oficial cuidadosamente, midiendo las oportunidades. Todo calculado, alguien podría decir controlado.
El diputado Jiménez define que el gobierno de Cornejo “no es republicano ni parlamentario. Es un gobierno de bonapartista. Ha logrado hacer pie en la Justicia por vía de sus reformas legales y nombramientos clave. Nada que ver con el discurso de la UCR. Lo único que lo conmueve a Cornejo es la relación de fuerzas. Si ve que puede ganar por un voto, avanza”.
Sin saberlo, el ministro Garay parece reafirmar esa definición: "Somos serios. No hacemos anuncios que sabemos que no vamos a cumplir y no damos batallas que no vamos a ganar".
Jiménez dice también que el Frente Cambia Mendoza no tiene conflictos internos como los tiene Cambiemos a nivel nacional, con referentes a las fuerzas de la coalición que cada tanto ponen incómodo a Mauricio Macri.
Los Andes le recuerda que en Cambia Mendoza hubo algunos momentos de tensión en la Legislatura, particularmente con el diputado del PD Marcos Niven y el del Frente Renovador, Guillermo Pereyra. "Son más cuestiones distractivas que problemas reales; las leyes salen igual", consideró.
Reformas legales y modernización
Hay dos ejes en los que se ha hecho más énfasis en la gestión. El principal: las reformas legales; el otro, en el que hay avances más lentos y menos espectaculares es en la modernización de la gestión y los concursos para la promoción e ingreso del personal. Ambas cosas podrían considerarse intangibles, que tal vez no hagan ganar elecciones.
“Es el legado que quiere el Gobernador. Que no haga falta ir a las 5 de la mañana a sacar un turno al Notti mejora la calidad de vida y se pueda hacer por teléfono. Es lo que el Estado tiene que hacer”, dice el ministro Garay, quien tiene esperanza de que esas pequeñas cosas se van a evaluar al momento de votar.
Las obras que no prometió y dice que hará
Alfredo Cornejo decía antes de asumir que su gobierno no sería espectacular. Sin embargo se han anunciado obras que tienen espectacularidad. Quizá la más icónica sea Portezuelo del Viento. Todas vienen de la mano de la Nación.
El ministro Kerchner dice que hay plata para obras “porque no fuimos como Santa Cruz a pedir para los sueldos”. Después dijo que la meta “es llegar a un 11% del presupuesto para infraestructura, del 3% que estamos ejecutando”.
Por ahora, lo que se ve en obras es lo que llevan adelante los municipios, especialmente en pavimentos. Buena parte de ellas también se hacen con plata nacional.