Avanzan las obras de recuperación del histórico teatro Mendoza, que fuera desahuciado hace diez años pero luego de un tratamiento de "terapia intensiva" espera revivir con fuerza renovada.
La intención del municipio es poder reabrirlo en el primer semestre de 2019. Desde 2015, alrededor de 60 personas están abocadas a recomponer su dañada estructura y dotarlo de nuevas tecnologías.
"La obra en sí terminaría en octubre, pero será reabierto en el primer semestre de 2019", le anunció a Los Andes el intendente Rodolfo Suárez.
La Municipalidad decidió darle nueva vida a este lugar tan simbólico para la cultura mendocina y pretende posicionarlo entre los teatros más modernos del país. Se trata de combinar la puesta en valor de lo edilicio con nuevas propuestas.
El edificio, que data de 1949 y que recibió en su escenario grandes figuras, tenía dañada su estructura, que mostraba grietas, por lo que fue cerrado en 2008.
La intención es conservar su estética dada su significación histórica. Pero al mismo tiempo sumarle comodidades con las que no contaba. Entre los que más saldrán ganando están los artistas, que antes tenían un solo baño a la salida del escenario. Ahora tendrán más camarines y baños con duchas.
También se ha pensado especialmente en las personas con discapacidad: las que tienen dificultades motrices tendrán un acceso especial y las hipoacúsicas, un sistema magnético que percibe las vibraciones del sonido.
Los Andes recorrió la obra, que busca mantener la estética y diseño original pero actualizándolo a las concepciones y necesidades del presente. El proyecto insume una inversión de 55 millones de pesos.
El mayor desafío tenía que ver con lo estructural. Los años y los cambios que se habían hecho habían dañado la misma estructura del edificio y presentaba grietas por todas partes. Por eso, lo indispensable era fortalecerla para hacerla más segura. Así, se reforzaron las paredes con hierros y otros materiales, con lo que se hizo una especie de cubierta sobre la construcción original.
Nuevo terreno
Hace un par de años se decidió comprar un terreno adyacente para darle más "aire" al ingreso al teatro. Esto permitió generar una entrada nueva por el costado para los artistas, que antes debían hacerlo por el mismo lugar que el público y acceder a los camarines por una pequeña puerta de 60 centímetros de ancho.
Este nuevo espacio, además, permitirá resolver otro problema que presentaba la sala: el ingreso de escenografía de gran tamaño. No había un lugar cómodo para hacerlo, lo cual se hará a partir de ahora también por ese costado. A futuro se ha pensado construir en este espacio una escuela de teatro.
La sala, además, ampliará su capacidad un 40%. Antes del cierre tenía 500 butacas (se había anulado el pullman), mientras que ahora tendrá 840.
Por otra parte, se calentaba con una caldera a leña que trasladaba el calor por grandes tuberías. Ahora tendrá calefacción y aire acondicionado.
Para iluminarla se incorporarán luces led, más económicas en cuanto al consumo y más durables. También habrá una sala de control detrás del público que se conectará de manera inalámbrica con quien opere la técnica en el escenario.
Camarines estelares
Los camarines no eran lugares con muchas comodidades, hasta había un tremendo olor a orina, según comentó Rafael Rodríguez, uno de los artistas que acompañó el recorrido junto a profesionales y funcionarios. Es que no tenían baños, sólo uno a la salida del escenario. Si bien ese se ha mantenido, ahora habrá más: uno para varones y otro para mujeres compartidos que incluso tienen duchas.
Y habrá dos camarines reservados para las "estrellas", que pueden ser compartidos por hasta dos personas y cuentan con baño privado. A ellos se sumarán 6 para 3 personas y dos más para 7 y 8 personas, respectivamente.
Además habrá un salón de usos múltiples donde los artistas podrán reunirse o esperar.
Fosa con piso nivelable
La fosa donde irá la orquesta es de 2 metros de profundidad pero esto no será algo absoluto sino que el piso tendrá tres niveles. Gracias a un sistema hidráulico podrá ponerse a una altura media, al nivel del público o más arriba para estar a la par del escenario.
El arquitecto Aldo Peralta, a cargo de la obra, explicó que se ha pensado en que la sala se adapte a diferentes tipos de espectáculos por lo que se ha considerado que las instalaciones en torno al escenario tengan cierta versatilidad.
De los más modernos del país
El teatro fue cerrado en 2008, en principio para hacer refacciones. Se hablaba que tenía daños estructurales severos, prácticamente insalvables, y entre las ideas que se barajaron hasta se consideró la venta como terreno baldío. Los artistas pusieron el grito en el cielo, y la defensa de tan significativo e histórico sitio cultural incluyó la toma del edificio por parte de alumnos de la Escuela de Teatro de la UNCuyo.
En 2014 la comuna decidió realizar una nueva inspección que concluyó que los daños no eran tan graves como cuando se había decidido el cierre.
Así, los reclamos tuvieron sus frutos: finalmente la Municipalidad tomó la decisión de rescatar algo tan valioso para la comunidad y no sólo eso, sino que señalan que la intención es que se transforme en uno de los teatros más modernos del país.