Luego de que se diera a conocer un fallo inédito a nivel mundial para que una orangutana que vive en el Zoológico de Buenos Aires pueda ser liberada y trasladada a un santuario natural, representantes de organizaciones que promueven la transformación del Zoológico provincial en un Ecoparque se mostraron esperanzados con lo que puede significar para las dos chimpancés que están en el Zoo.
Jennifer Ibarra, de Fundación Cullunche, resaltó que, además, dos ejemplares de esta especie, que están en el Zoo de La Plata, serán trasladados a un santuario de Brasil para que vivan en un espacio más acorde a sus necesidades.
Ibarra comentó que, en el último tiempo, ha enviado notas a los diversos directores del Zoo local para que se mejore el recinto de Xuxa y Cecilia, las chimpancés que tendrían entre 28 y 30 años. La veterinaria explicó que había propuesto que se construyera un túnel o un puente que las comunicara con un predio que está enfrente, para que tengan un patio de sol, ya que el lugar donde están es muy oscuro.
También planteó que sería conveniente que tuvieran un sustrato blando en el patio porque pasan la mayor parte del día sobre el cemento (al parecer sí cuentan con uno en el dormitorio). Hace un tiempo, detalló, les colocaron fardos de pasto pero los retiraron porque ensuciaban el entorno.
Ibarra subrayó que los humanos compartimos 98% del código genético con los chimpancés y que, ya que aquí no implementan las mejoras necesarias, podrían enviarlas al santuario en Brasil para que estén mejor, sobre todo porque su expectativa de vida supera los 45 años.
Por su parte, Mariana Caram, integrante de Ciudadanos Autoconvocados por el Zoo, recordó que también se trasladó a una reserva en Córdoba a una mona capuchina que estaba en el zoológico de San Rafael, al que hay una intención de cerrarlo de manera paulatina. La mujer resaltó en este sentido que el concepto de animales en cautiverio está siendo debatido en diversos ámbitos.
Sobre las chimpancés del Zoo de Mendoza, indicó que carecen de un enriquecimiento del lugar, ya que los elementos que hay en la jaula son antiguos y ya no las entretienen. Por otra parte, aseguró que ambas mendigan comida pese a que hay carteles que indican que está prohibido alimentarlas. Asimismo, recordó que en julio murió Charly, el macho, de un paro cardíaco, el mismo fin de semana que entraron perros salvajes a atacar a los ñandúes.
El caso de la orangutana
El pedido a favor de estas dos chimpancés “mendocinas” se reflotó luego del fallo inédito de la Cámara Federal de Casación, que se conoció el lunes. “Menester es reconocerle al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su protección en el ámbito competencial correspondiente” dice el texto de los jueces a favor de una orangutana del Zoo porteño y por quien la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada) había iniciado una acción de hábeas corpus, para que pueda ser “liberada” en un santuario.
Sobre esto, el abogado penalista mendocino Oscar Mellado, quien también es miembro de Asoreva (Asociación Reencuentro por la Vida Animal), reconoció que el fallo lo sorprendió. El jurista señaló que se trata de un planteo muy interesante y novedoso, que probablemente favorezca la presentación de varios hábeas corpus. Esto es, una figura jurídica que tiene como finalidad garantizar los derechos de las personas privadas ilegítimamente de su libertad.
Mellado planteó que se ha dado un salto cualitativo porque los códigos Civil y Penal argentinos consideran a los animales como cosas, propiedad privada. En cambio, este fallo, al reconocer a la orangutana como una persona “no humana”, permite atribuirle derechos de “nosotros, los animales humanos”. El letrado, quien ha sido abogado defensor en casos de maltrato animal, consideró que, por provenir de la Cámara Federal de Casación, tendrá una incidencia “moral” sobre los tribunales inferiores.
La orangutana, llamada Sandra, tiene 28 años y hace 20 vive en el Zoológico de Buenos Aires. En noviembre, Afada presentó un hábeas corpus en el que planteaba que el simio estaba confinado de modo injustificado, pese a que se ha reconocido que los chimpancés y orangutanes tienen un cierto grado de raciocinio y características emocionales similares a las de los humanos.
El pedido fue rechazado en primera instancia y también en la apelación. Pero la Sala II de la Cámara de Casación Penal -integrada por los jueces Alejandro Slokar, Ángela Ledesma y Pedro David- se basó en dos publicaciones del juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, para hacer una “interpretación jurídica dinámica y no estática” y concluir que es necesario reconocer que los sujetos no humanos, es decir los animales, son titulares de derechos.
Los zoológicos del mundo avanzan hacia dejar de ser un lugar de exhibición de animales para convertirse en centros de conservación, educación e investigación.
El plan con Sandra es llevarla a un santuario natural en Brasil, donde existen condiciones “igual o mejores” que en el zoológico de Buenos Aires, o a uno en Estados Unidos, donde hay lugares especializados en orangutanes.
¿Y el oso Arturo?
Mariana Caram, integrante de Ciudadanos Autoconvocados por el Zoo, contó que están traduciendo al inglés los documentos que diversas entidades presentaron al gobierno provincial sobre el estado del oso polar Arturo. Esto, porque quieren lograr que especialistas internacionales en la especie opinen sobre las condiciones en que vive el animal. Si bien lo estudió una junta médica, las entidades no lograron que lo revisara un experto en osos polares.
Por otra parte, el domingo, Gabriel Flores, de Ecológicos Unidos, visitó el zoológico y tomó un video en el que se puede apreciar el comportamiento estereotipado de Arturo.
Sandra, "persona no humana"
Afada argumentó que Sandra “es una persona no humana ya que mantiene lazos afectivos, razona, siente, se frustra con el encierro, toma decisiones, posee autoconciencia y percepción del tiempo, llora las pérdidas, aprende, se comunica y es capaz de transmitir lo aprendido”. Algunos activistas incluso consideraron que la orangutana estaba deprimida. Pero Adrián Sestelo, jefe de biología del zoo de Buenos Aires, lo desmintió: “No es verdad, eso es desconocer la biología básica de la especie. Los orangutanes viven en solitario, su conducta es muy relajada, muy tranquila”,