La idea primaria es alternarlo con la copa de leche en los comedores. Si bien tiene que seguir puliéndose hasta poder discutirse en la Legislatura, al menos la industria ya anotició de la iniciativa al gobernador Francisco Pérez; no hay números, aunque sí la convicción de que incluir al jugo de uva en la dieta de los alumnos primarios ayudará a descomprimir un mercado con cada vez más caldos.
El modelo inspirador resulta ser Brasil. Allí pisa fuerte entre los consumidores y ya se trabaja en darle impulso al jugo de uvas blancas. Es el más demandado, por encima del clásico jugo de naranja.
A la espera de un aval oficial desde el Ministerio de Desarrollo Social y DGE, para la Coviar es una alternativa válida. “Contando con infraestructura necesaria puede reforzar el destino que se pretende darle al mosto como materia prima de las bebidas cola. Hay que contar con la mayor cantidad de herramientas para vender nuestros productos”, afirma Asens.
Mientras desde la industria se entusiasman con el otro proyecto, que propone modificar la Alícuota de Impuestos Internos a Bebidas Analcohólicas, gasificadas o no (“significaría sacar 60 mil toneladas de mosto del mercado”, dice un dirigente), la idea de posicionar al jugo de uva en las escuelas cunde incluso en Uruguay. Allí ya produce una bebida 80/20 con jugo de manzana.
En simultáneo, argentinos, brasileños y uruguayos avanzan con el Pevi Regional. De hecho, ya presentaron el Plan ante el BID, organismo que podría aportar financiamiento cercano a U$S 1 millón, con contraparte de los 3 países. El desembolso de los fondos llevaría 9 meses.
